Cort cerró ayer el beach club del antiguo fortín de Sant Carles. La Policía Local acudió por la mañana al establecimiento del Dique del Oeste con una orden de clausura y precinto, debido a que el juzgado no ha admitido la petición de la concesionaria de suspender cautelarmente dicha orden, remitida inicialmente el pasado 29 de julio.

Tras haber recibido el auto de lo contencioso-administrativo, el Ayuntamiento envió ayer a la Patrulla Verde a precintar el local, una labor que efectuó sin ningún incidente, tal como informaron desde el consistorio, a diferencia de lo que ocurrió el sábado 1 de agosto, cuando los agentes se personaron en el negocio con el fin de cerrarlo y los responsables les pararon advirtiéndoles de que habían presentado un recurso contra Cort.

Finalmente, el juzgado dio ayer la razón a la administración local frente a los gestores del llamado Lolita Beach Club, debido a que habían realizado la construcción y abierto la cafetería-restaurante sin las preceptivas licencias de obra y actividad. La propiedad del negocio -una concesión de la Autoritat Portuària- alegaba que no era necesario por hallarse en dominio del puerto, aunque Cort siempre ha incidido en que solo estan exentas "las obras de uso estrictamente portuario" y en este caso no es así.

Durante este mes, los servicios técnicos municipales han estado estudiando todo el expediente, con los proyectos presentados por la concesionaria, así como el recurso y la llamada declaración responsable para poder ejercer la actividad sin tener todavía una autorización.

La conclusión a la que han llegado es que, "en este contexto, no es posible que esta instalación, tal como se ha ejecutado, pueda ser legalizada", según informó el Ayuntamiento en una nota de prensa. Se refiere a que todas las solicitudes de los gestores del establecimiento de restauración y relax han sido denegadas "al no estar conformes los proyectos y la documentación presentada con la normativa urbanística y de actividades vigente".

Monumento BIC

La antigua batería avanzada del castillo de Sant Carles, donde se encuentra el negocio clausurado ayer, es un BIC (Bien de Interés Cultural), por lo que el proyecto de obra debe ser aprobado por la Comisión de Centro Histórico y Catálogo. Este organismo dio el visto bueno a un proyecto inicial que no tiene nada que ver con el finalmente ejecutado por los promotores del establecimiento, tal como explicó en su momento el gerente de Urbanismo del Ayuntamiento.

Tenían permiso para colocar mesas y sillas en el foso, pero lo que han hecho ha sido instalar una tarima para salvar los cuatro metros de profundidad y lograr de este modo que la terraza se eleve al nivel de la muralla; así como otras muchas alteraciones en el monumento. Además, la concesionaria no ha aportado ningún informe favorable por parte del Instituto de Patrimonio Cultural, dependiente del ministerio del ramo, tal como dijeron, según informó el consistorio en el comunicado de prensa.

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