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Granizado

Granizado

Días de verano? Uno de los placeres más anhelados es encontrar un rato libre. Sentarse a la sombra en una terraza. Y pedir un granizado. El granizado abre las puertas de una especie de museo de las sensibilidades. Y la canícula actúa justamente como potenciador de nuestra sensibilidad a la hora de degustarlo.

La primera impresión viene con su propia imagen. El granizado se nos presenta como una especie de materia alquímica, entre mineral y líquida. Compacta y fluida a la vez. No tiene la uniformidad previsible de una bebida. Sino que se nos presenta como un geiser lleno de profundidades.

Cuando pides cualquier líquido refrescante, te limitas a beberlo y ya está. En cambio, el granizado supone una acción lenta, variada, profunda. Lo primero que percibes es la parte granizada, el hielo. Es un estrato muy interesante, donde el gusto queda ligeramente oculto por lo helado. Se advierte y no se advierte. Masticas lo granizado que se disuelve lentamente en la boca. A partir de ese momento, cuenta la sabiduría del bebedor de granizado. El inconsciente y compulsivo se limita a aspirar con ansia la pajita. Intentando consumir lo máximo en el menor tiempo posible. Es ruidoso y algo violento. Cuando solo queda hielo se pone nervioso y lo machaca ávidamente en busca del último sorbo.

Bien diferente es el granizadista sabio. Sabe transitar por los diferentes estados de la materia que conviven en el vaso largo. Se entretiene en el hielo. Espera unos segundos. Y encuentra así una especie de piedra filosofal, de elixir mágico. Ese estrato donde lo derretido adquiere una densidad especial. Se esconde entre dos capas de hielo.

Y mientras lo escarchado resulta más bien seco y poco jugoso, cuando descubre la capa oculta del derretido lo siente tan sabroso y consistente como una copa de licor. Fugitivo, porque enseguida vuelve la capa helada. Propiciando en esa alternancia de sabores una especie de trance que puede durar un largo rato. Tanto más sabroso cuanto más derretido se encuentra el brebaje.

Como tantas otras cosas de la vida, beber un granizado parece fácil y al alcance de todo el mundo. Sin embargo, la paciencia y el conocimiento acaban por enseñarnos que hay más cosas de las que creemos. Segundas y tercera churripeteaciones de la existencia.

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