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Gastronomía

La venta de 'llonguets' se incrementa en más de un 40% durante el último año

Los panaderos atribuyen el auge al movimiento ciudadano Orgull Llonguet y las ventas en bares y restaurantes como bocadillos - Destacan que mucha población joven está descubriendo este panecillo importado de Francia o se vuelve a familiarizar con él

El gerente de los panaderos de Balears, Pep Magraner (centro), muestra un ´llonguet´ junto a otros dos expertos en preparar este pan. B. Ramon

El llonguet está de moda. Cuando en verano de 2013 este diario publicaba que la producción de llonguets había bajado a la mitad o un tercio respecto a los años 90, a más de un panadero le habría costado creer que en poco tiempo resucitaría un pan artesanal que parecía condenado a la extinción.

Pero las cifras hablan por sí solas. En el último año las ventas de llonguets en las panaderías de la isla han aumentado más de un 40%, especialmente en Ciutat. El cálculo lo ha realizado la Associació de Forners i Pastissers de les Balears a partir de la información que les han facilitado los establecimientos.

"Desde principios de año hasta ahora se ha notado un gran incremento de llonguets, sobre todo a partir de Sant Sebastià. Si antes una panadería fabricaba veinte unidades, ahora son treinta. Donde siguen teniendo más salida es para los bares y cafeterías", asegura Pep Magraner, gerente de la asociación panadera.

Los panes más vendidos siguen siendo -con mucha diferencia- la barra y el pan moreno. Con los llonguets no se harán ricos, pero les está ayudando a ganar clientela y visibilidad del producto local. Según Magraner, el colectivo Orgull Llonguet ha sido el principal culpable del resurgir llonguet. "Los más jóvenes no conocían estos panecillos y ahora este movimiento ha abierto el baúl de los recuerdos", agregó el gerente.

Reivindicación de la identidad

La plataforma Orgull Llonguet se define como un "colectivo gastrofestivo" que pretende "subir la autoestima de los palmesanos y fomentar el consumo de llonguets". Uno de sus promotores, Jaume Vich, explica que han diseñado "una estrategia de márketing popular para vender el producto de otra manera".

Su objetivo era "vincularlo a la identidad, igual que sucede con las fiestas populares". El origen del llonguet, según Magraner, se remonta a Francia. De allí pasó a Cataluña, que lo exportó a las islas. Con el tiempo se convirtió en el mote peyorativo que los palmesanos reciben desde la part forana. Ahora Orgull Llonguet quiere hacer bandera de esa palabra. A partir de esa idea, organizaron una llonguetada popular y un gran sarao durante las fiestas de Sant Sebastià. Las redes sociales hicieron el resto. Desde entonces, los organizadores han elaborado un mapa los bares y panaderías donde se pueden encontrar estos panes y ahora muchos locales exhiben pegatinas que los certifican como dispensadores de llonguets.

La Fira del Llonguet del Pil·larí, celebrada el pasado domingo, supuso otro hito. Un total de 10.800 panecillos fueron vendidos durante el evento. El concurso del mejor llonguet lo ganó el Forn de la Glòria, cuyo propietario, Sebastià Camps, recuerda que su elaboración es manual y mucho más cara que la de una barra. La combinación de harina, sal, agua y levadura se vende por unos 50 o 60 céntimos en el caso del llonguet mini (del tamaño de una pulguita) y entre 70 y 90 céntimos para el tamaño estándar.

Los precios de una barra de pan y un llonguet no son muy diferentes, aunque la barra pese más. "No hay máquinas que te hagan el trabajo para preparar los llonguets. Son delicados, hay que saber cómo hacerlos y requieren su tiempo. De lo que no hay duda es que nunca antes se había hablado tanto de estos panecillos", afirmó.

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