Gratamente sorprendido, el encargado del Bar Alaska ayer abría el negocio con palabras de agradecimiento. "No esperaba tanto apoyo" fueron las palabras de Francisco Soria. Era poco antes del mediodía y el camarero todavía ignoraba que el Ayuntamiento les daba un poco de aire para que el chiringuito siga sobreviviendo.

Durante el martes las redes sociales comenzaron a hervir con la noticia del posible cierre. En Twitter fueron cientos y cientos los comentarios en defensa de la conocida hamburguesería bajo la etiqueta #SalvemBarAlaska.

Fue también por Twitter donde la concejala de Interior, Irene San Gil, notificó el cambio de postura de Cort. Del no sé si lo cerraremos al seguro que no lo cerraremos.

La oposición municipal se sumó a las peticiones para defender el local. La concejala socialista Virgina Abraham opinó que "el Bar Alaska es mucho más que hamburguesas y patatas fritas", porque es "un bar mítico de Palma que tiene más de 80 años y que forma parte de la historia y del presente de Ciutat". El también socialista José Hila se sumaba a los elogios al local. "El Bar Alaska es parte de la ciudad que quiero, no lo pueden quitar", tuiteó ayer.

La coalición Més per Palma también se mostró en contra del posible cierre del establecimiento. El portavoz Antoni Verger calificó de "inaceptable" que le retirasen la concesión del quiosco. "Si el PP tiene una propuesta para rediseñar la plaza, que la presente y la consensúe con vecinos, entidades y oposición. Pero, hasta entonces, que no especulen con la continuidad de este comercio emblemático, muy característico de una determinada época y que otorga carácter a la ciudad. Muchas personas en Palma tienen un vínculo emocional con este establecimiento", razonó Verger.