Como tecnologicus! Tu casa se convierte en un museo. Es el precio por participar en esta carrera de avances técnicos y obsolescencias programadas. Donde cada cinco o diez años cambian los formatos y las tecnologías.

Los vinilos, que hoy son un lujo vintage, fueron comunes hace años. Y te da como cosa tirarlos. Ahí siguen, en su estantería. Esperando el día en que vuelva a tener un tocadiscos para escucharlos.

Los que conocimos las primeras grabadoras de cinta abierta todavía guardamos alguna bobina. Eran aparatos fiables para grabar música, maquetas, conferencias. Pero fueron sustituidos fulminantemente por los casetes. ¡Ah, los casetes! Tengo cajones enteros llenos de estas cajitas transparentes. Con sus carcasas, sus carretes y aquella cintita puñetera que siempre acababa por salirse y enredarse. La percepción de intemporalidad del casete fue tal que guardabas todo en ellos: música, apuntes, testimonios... Ahí continuan, cuando ya encontrar un reproductor de casete es poco menos que una labor de coleccionista. ¿Cómo decidirte a eliminar tal archivo de contenidos? Si tienes media historia en ellos...

Luego apareció el minidisc. Vuelta a grabar y regrabar en aquel formato, que duró todavía menos. Y eso que prometía ser el futuro. Los pequeños discos irisados duermen el sueño de los justos en un rincón, y el reproductor hace tiempo que se me estropeó. La verdad es que no confío en arreglarlo.

Los ordenadores lo revolucionaron todo. Era el momento de grabarlo todo primero en unos disquetes grandes y flexibles, que pronto fueron sustituidos por otros de menor tamaño. Y finalmente masacrados por los CD y los DVD. De todos ellos guardo un buen destacamento.

Pero los ordenadores más nuevos ya solo admiten USB. De manera que te preguntas qué demonios has de hacer con los vídeos en VHS, los disquetes, los casetes...

Finalmente, recordando la máxima de que todo lo antiguo acaba por volver, los vas almacenando. Con la esperanza de recuperarlos algún día.

Pero en realidad, oh triste homo tecnologicus, lo único que tienes es un museo.