El 'boom' de la Ruta Martiana en 2010 causó muchos dolores de cabeza a los vecinos de sa Gerreria. El éxito de la iniciativa desbordó a los organizadores. Cada martes se acumulaban un par de miles de personas en los locales y las vías públicas. Los residentes protestaron en numerosas ocasiones contra los bares de la zona por las molestias que les suponían las aglomeraciones de clientes en las calles de la barriada. La Patrulla Verde de la Policía Local y los inspectores de Sanidad del Ayuntamiento pasaron muchas noches de martes entre los bares de la Ruta para comprobar si se respetaba el descanso vecinal.

La consecuencia de los incumplimientos fue que el pleno de Cort declaró sa Gerreria como zona acústicamente contaminada. Los bares se vieron obligados a cerrar a medianoche durante los meses de invierno (media hora más tarde en verano). También se aumentó la presencia policial durante las veladas de mayor actividad de los bares y creció el número de controles acústicos. La decisión provocó la satisfacción de los vecinos y el descontento de los cuarenta restauradores de la barriada, porque el consistorio palmesano no pactó con ellos los nuevos horarios.