La polacra Trinidad naufragó el 10 de marzo de 1895 en el estrecho de Gibraltar. Es un tipo de velero con casco de jabeque y velas semejantes a las de los bergantines. Fue un temporal terrible. Este mismo día y en el mismo lugar se hundió el Reina Regente, un navío de la armada española. El Trinidad tenía como capitán a Guillem Llull Socies, bisabuelo del que fuera diputado verde en el Parlament Miquel Àngel Llauger, quien en 2012 publicó un delicioso librito, L'anell de capità Llull, en el que recopilaba la historia de su antepasado y también la leyenda creada en torno al desastre naval.

¿Cómo vieron nuestros poetas populares el naufragio? ¿Cómo narraron los romanços esta desgracia? Lluís Ripoll publicó en 2000 la primera parte de un romanç anónimo editado el mismo año de la desgracia. Naufragio de la polacra-goleta Trinidad se titula. Comienza con una relación de los tripulantes, todos ellos mallorquines, que murieron. El capitán Llull; el contramaestre, Nadal Bonet; los compañeros -así los cita- Bartolomé Barceló, Gabriel Barceló y Antonio Gelabert; y los mozos, Antonio Moll y Bosch, Bernardo Vanrell y Gaspar Salas.

El 'romanç' es un llanto continuo: "Hoy Mallorca viste luto/ por sus bravos marineros/ y las infelices viudas/ se han quedado sin consuelo". Relata hechos constatados: "La polacra Trinidad/ que nos causa gran dolor/ el día 10 de marzo/ en alta mar sucumbió". Y donde no hay datos da vía libre a su imaginación: "'Bartolomé a la maniobra/ que se acerca un huracán'/ y los otros compañeros/ pusiéronse a maniobrar./ Y en aquel mismo momento/ un fuerte golpe de mar/ la hundió rápidamente/ en lo profundo del mar". El rapsoda no cuida la rima, probablemente hay urgencia por publicar, por atraer a un público conmocionado y no importa tanto la calidad. Todo parece improvisado y repetitivo en esta composición de apenas 60 versos.

No conozco, si es que existe, una segunda parte que recoja la anécdota familiar que Llauger narra en su libro: que un grumete se salvó porque el capitán le encargó que llevara un anillo a su esposa y zarpó de Palma sin esperar a que regresara.