­El colegio público de Sant Jordi ha recibido el Premio Nacional de Educación para el Desarrollo Vicente Ferrer por implantar una iniciativa pionera en su centro educativo: que los alumnos no merienden carne un día a la semana. El proyecto, que titularon Un día sin carne, es el resultado final de un año de trabajo para concienciar a los estudiantes de Infantil y Primaria (y a sus familias) sobre las ventajas de la alimentación sana y equilibrada.

Desde la vuelta de vacaciones de Pascua, los alumnos del centro están llamados a no incluir ni carne ni embutidos en sus meriendas matutinas. Es una actividad voluntaria, pero que -según explican desde el claustro- de momento cumple entre el 80% y 90% de los jóvenes. Además, los lunes celebran el día de la fruta - en el recreo solo meriendan de fruta- y los viernes venden cocas en el colegio, por lo que la mayoría de niños evita la carne tres días a la semana durante la hora del patio.

Antes de cambiar sus hábitos alimenticios, los alumnos y las familias han recibido formación sobre qué implica la elaboración de productos cárnicos para que puedan decidir, según su conciencia, si se suman al día sin carne. Uno de los datos que explican las maestras es que se necesitan 20.000 litros de agua para obtener un kilo de carne, mientras que para producir un kilo de grano solo hacen falta 1.000 litros. Aparte de los argumentos ambientales, también adujeron razones de salud (es sano variar la alimentación y no comer siempre carne) y de justicia social (tras las grandes granjas, se esconde un modelo de producción injusto para los agricultores). Para diseñar el proyecto han contado con la colaboración de Maria Perelló, de la ONG Veterinaris sense Fronteres.

Estas ideas se han trasladado de forma transversal a todas las asignaturas del colegio. En las clases de historia, incidían en el origen de los alimentos y en el momento de siembra de las hortalizas y cereales. En el huerto ecológico, ponían en práctica sus conocimientos de biología, pero también de matemáticas (multiplicando filas y columnas de lechugas, por ejemplo). Han realizado talleres de cocina en los que elaboraban turrón artesano o cocas de trempó con las verduras de su huerta.

Desde finales de 2013, las diecinueve profesoras del colegio se reunieron con las familias de los estudiantes para explicarles su propuesta innovadora. "La idea tuvo buena acogida. Muchas familias de Sant Jordi están vinculadas al mundo agrario o tienen un huerto en su casa, por lo que son sensibles a los temas alimentarios", explica la maestra Fidela Sánchez.

Esta docente viajó el pasado lunes a Madrid junto a Miquela Vidal, otra de las profesoras, para recoger el diploma que acreditaba al CEIP Sant Jordi como ganador. El certamen, convocado por el Ministerio de Educación y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, premia a los proyectos educativos innovadores que desarrollan el espíritu crítico del alumnado a favor del desarrollo sostenible, la solidaridad y la erradicación de la pobreza.

Sánchez y Vidal serán las encargadas de representar al colegio durante un seminario sobre educación para el desarrollo que se realizará entre Melilla y Marruecos el próximo octubre. Allí explicarán su proyecto de Un día sin carne a los otros colegios ganadores e intercambiarán propuestas con otros centros educativos. "También podremos ver la valla de Melilla y el sufrimiento de los que viven en el centro de acogida de inmigrantes", señala Sánchez. La experiencia de su visita a la frontera la trasladarán durante el curso a sus alumnos para que sigan formando su conciencia a favor de la justicia social.