El presidente de la Autoritat Portuària, Alberto Pons, afirmó ayer que el puerto del Molinar existente en la actualidad “es una porquería, está absolutamente caduco y es inseguro”. Por este motivo, apoya por completo el nuevo proyecto de ampliación, presentado por el Club Marítim Molinar de Llevant en un acto celebrado con una veintena de entidades. Pons añadió que la primera propuesta tampoco le parecía “ninguna bestialidad”, en referencia a un proyecto que multiplicaba por siete los metros cuadrados de superficie y que recibió un fuerte rechazo social y político. Por ello, el club náutico ofrece una alternativa, que dio a conocer a los socios el pasado 2 de agosto e hizo pública ayer al resto de la ciudadanía.

La nueva propuesta multiplica por cuatro la superficie -de 10.000 a 40.000 metros cuadrados- y aumenta el número de amarres de 120 a 220, en los que se prevé una eslora máxima de 15 metros frente a las embarcaciones de siete metros amarradas ahora. El presidente del Club Marítim, Rafael Vallespir, también detalló ayer que el edificio que alberga la sede social de la entidad decana de los clubes náuticos -nacida en 1917- será derribado y sustituido por otro moderno y por cuya azotea se podrá pasear a lo largo de la primera línea.

Dique de cuatro metros

Vallespir explicó que el principal problema que tiene el actual puerto del Molinar es la bocana, por estar situada en la línea de rompientes, por lo que quieren construir un nuevo espigón de cuatro metros de altura y que se adentra 240 metros en el mar con el objetivo de alejarse de dicho punto conflictivo. El dique que ha sido propuesto tiene forma curvilínea para “evitar romper la visual del mar” desde tierra, tal como dijo el presidente, ya que el espigón del anterior proyecto era rectangular y provocaba un gran impacto paisajístico.

Otro aspecto que destacó fue que el espejo de agua empezará desde la orilla, por lo que “no se separará del barrio”. Lo indicó debido a que el primer proyecto preveía una gran explanada de cemento que ocupaba 10.000 metros cuadrados, es decir, toda la superficie del puerto actual, por lo que el mar quedaba alejado del Molinar en ese tramo. También se han suprimido las pistas de pádel, la piscina y los tres edificios que contemplaron el ingeniero Juan José Lemm y el arquitecto Jordi Herrero.

Los mismos autores han hecho ahora un puerto “integrado, abierto y pequeño”, en palabras de Rafael Vallespir, quien reconoció ayer que la propuesta inicial “era sobredimensionada”. Frente a los 14 millones de euros de inversión que requería, la nueva asciende a nueve millones.

El presidente de la Autoritat Portuària recordó que el primer proyecto se está tramitando en Madrid, aunque aseguró que puede ser sustituido por el actual y continuar su proceso.

Además del representante del organismo estatal, estuvieron presentes las patronales Caeb y Pimem, la asociación hotelera de la Platja de Palma y diversas entidades ciudadanas.