El alcalde de Palma, Mateo Isern, comprobó ayer in situ el cumplimiento de la ordenanza cívica en la Platja de Palma. Fue su primera visita nocturna a la zona turística tras la aprobación de la normativa y los portavoces de las asociaciones de hoteleros y de actividades turísticas le transmitieron que la situación ha mejorado respecto a la anterior temporada. "Aún queda mucho camino por recorrer. Se empieza a notar en la primera línea, pero solo llevamos dos meses. Lo más importante es que la ordenanza garantiza la persecución de los comportamientos incívicos. La práctica del botellón es lo que más ha bajado", tal como afirmó el presidente de los hoteleros, Francesc Marín.

El portavoz de los negocios turísticos, Jesús Sánchez, añadió que beber alcohol en la primera línea "ahora sucede de forma esporádica" y aseguró que "este verano también ha disminuido mucho el trile y los robos de las supuestas prostitutas". En cambio, "el único problema que todavía no se ha solucionado es la venta ambulante ilegal, porque tras ello hay un componente social", aunque, en líneas generales, "la ordenanza cívica ha mejorado sustancialmente la zona", según Sánchez.

Ambos portavoces destacaron que "con esta herramienta se ha dado un paso adelante", pese a que reconocieron que "cambiar el comportamiento de quienes incumplen la nueva norma será una labor a medio plazo, siempre que exista voluntad política", tal como advirtieron.

Por su parte, el alcalde señaló que la ordenanza cívica, junto con la ordenanza estética que están preparando y el Plan de Reconversión Integral, serán el "tridente" que puede conseguir que ésta sea la reforma definitiva de la zona turística.