El propietario de Can Frasquet, Jordi Casasayas (Palma, 1964), se lo pensó mucho antes de tomar la difícil decisión de traspasar el emblemático establecimiento. "Si la oferta hubiese venido de una franquicia o una gran firma comercial, les hubiera dicho que no". La conocida confitería de la calle Orfila cerrará sus puertas el 10 de septiembre y las reabrirá en diciembre convertida en un bar restaurante. Los nuevos gestores aseguran que mantendrán la decoración y la esencia del local, incluso con sus productos, por lo que los dulces de Can Frasquet no se quedarán únicamente en la memoria de los residentes y turistas que los han disfrutado.

„Afirma que se marcha pero no se marcha, ¿qué significa?

„Los nuevos gerentes quieren continuar ofreciendo una serie de productos que hacemos aquí, como los quartos embetumats, los turrones o las tradicionales panades y robiols de Pascua, tal como los elaboramos nosotros desde siempre.

„¿Lo seguirán haciendo?

„Su idea es que yo colabore con el negocio, por lo que estamos estudiando cómo la podríamos llevar a cabo y si sería yo quien elaborase los productos. Todavía está por definir, aunque tienen la intención de seguir vendiendo los dulces de Can Frasquet.

„¿Por qué lo traspasa?

„Por muchas razones, aunque la principal es que llevo 35 años al frente y estoy cansado. Creo que cuando un comercio lleva mucho tiempo, necesita sangre joven, nuevas ideas. Yo me he quedado estancado, por lo que no está mal que vengan nuevos impulsos. Si un hijo mío hubiera querido continuar, le hubiese pasado el timón y yo también hubiera seguido para ayudarle en lo que fuera, porque sus ideas e ilusiones hubiesen hecho que el negocio avanzase.

„¿La principal causa del cierre de comercios tradicionales es la falta de relevo generacional?

„Es una de las principales, pese a que suele haber un cúmulo de circunstancias. Tengo tres hijos, pero ninguno se ha interesado por la confitería y todos están ahora en la universidad. Hoy en día es muy difícil que una tienda dure medio siglo si no existe un relevo generacional. Antes no ocurría lo mismo, aunque ahora los jóvenes se forman mucho más y tienen otras inquietudes. Yo llevo aquí desde que nací y a los 16 años empecé a trabajar en serio y me gustó. Si no hubiese sido así, no hubiera continuado, ya que un negocio familiar, por muy pequeño que sea, conlleva muchos sacrificios. Si trabajas 10 o 12 horas diarias, te tiene que gustar, porque lo contrario es martirizarse y matar el negocio poco a poco, ya que a la larga lo notan los clientes.

„¿Estaba sucediendo eso en Can Frasquet?

„No quería que llegase a ocurrir y surgió esta propuesta, por lo que lo hablé con mi mujer y mis hijos y decidimos aceptar. Si la oferta hubiese venido de una franquicia o una gran firma, les hubiera dicho que no, porque el valor sentimental influye. Que quieran mantener el nombre, la decoración y algunos productos me ayudó a decidirme. No es una cuestión económica, sino ganas de hacer otras cosas que nunca he tenido tiempo de realizar a causa del trabajo.

„La antigua mimbrería Ca la Seu, el comercio más antiguo de Palma, también mantuvo el nombre y se convirtió en un bar. La alpargatería La Dama de Elche cerrará este otoño y tiene todos los puntos para ser un restaurante. ¿A qué se debe esta proliferación?

„Antes de traspasarlo, también pensé en transformarlo un poco y colocar mesas y sillas para que los clientes pudiesen tomar aquí los dulces, como por ejemplo el horno del Santo Cristo en Sant Miquel. Es lo que pide la gente. Cuando una familia continúa en el negocio, lo normal es que siga en el mismo sector, aunque el cambio de propietarios provoca cambios más radicales y ahora proliferan los establecimientos de restauración.

„¿El comercio tradicional se está muriendo?

„No. Las pequeñas tiendas que despachan al público un tipo de productos determinado ni están muriendo ni morirán, aunque habría que definir claramente qué es el comercio tradicional o emblemático.

„El singular, característico, antiguo, que no encuentras en otro sitio.

„Es verdad y es una lástima que muchos comercios singulares están desapareciendo, porque se pierde la identidad de la ciudad. Está formada por sus habitantes, monumentos, calles y plazas, pero también por sus tiendas; y si todos los comercios que hay en Palma los puedes encontrar en Barcelona, Madrid o París, esa ciudad pierde gran parte de su encanto y peculiaridad.

„En Barcelona hay un plan para proteger los comercios de este tipo. ¿Está de acuerdo con medidas así o cree que se deben regir por la ley del mercado, como el resto de negocios?

„Cualquier ayuda que proteja los comercios emblemáticos es bienvenida. Evidentemente que son negocios privados, aunque aportan un valor añadido a la ciudad que no ofrecen otro tipo de establecimientos.

„Can Frasquet abrió en 1697 como horno de pan. ¿cómo era antiguamente?

„Debió de abrir antes, aunque esa fecha es la primera de la que se tiene documentación, ya que pocos días antes de Navidad hubo un incendio en el horno del maestro Frasquet y los vecinos ayudaron a apagar el fuego, tal como reseñaron los diarios de la época. La panadería no estaba aquí, sino en la calle Soledat. En el siglo XIX se trasladó a la actual ubicación, en la que había otro horno. Mi bisabuelo vino como confitero a finales de ese siglo y, después de trabajar varios años con la familia Frasquet, adquirió el negocio debido a que ellos no tenían descendencia.

„Se ha adaptado a los nuevos tiempos, tiene hasta página de Facebook. ¿Es una manera de llegar a los clientes?

„Un día mi hija me dijo: "Papá, ¿hago una página de Facebook para Can Frasquet?" Y ahí está. La página web sí que la encargué a una empresa. Todas estas cosas son útiles, porque los clientes ponen comentarios, se informan de las novedades y llegas a más gente sin apenas esfuerzo.

„Pintar las barreras de cierre del comercio con un dibujo fue muy innovador.

„Lo hice porque estaba harto de encontrarme las barreras llenas de grafiti. Daba la impresión de una absoluta dejadez, por lo que me puse en contacto con unos buenos grafiteros, les expliqué el problema, me trajeron una serie de bocetos y elegí uno. Desde hace tres años, nadie ha vuelto a pintarme garabatos. Además, los dibujos de la recolecta del cacao están muy bien y tienen relación con nuestros productos.

„¿Cuál es el perfil del cliente?

„De todo tipo, porque a nadie le amarga un dulce. Vienen tanto para consumo propio como para hacer un regalo, ya que una caja de bombones siempre es bien recibida. Tenemos residentes y turistas, y muchos habituales.

„Echarán de menos sus quartos embetumats. ¿Es una receta de los Casasayas?

„No sé si fue una idea originaria de mi bisabuelo o viene de antes, ya que también podría ser un postre de origen conventual.