"Tras 64 años este comercio cerrará sus puertas en octubre de 2014. Gracias a la nueva ley de arrendamientos antiguos que finalizará a final de este año. El dueño de este local no nos renueva el contrato". Quien entra en La Dama de Elche, la alpargatería abierta por José Candela y Concepción Juan en 1950, se topa de narices con el anuncio de un adiós sabido que está alterando radicalmente el paisaje comercial de las ciudades. Palma también está magullada de arriba a abajo y parece un queso gruyere.

"Mi suegra no viene ya por aquí; le duele ver este letrero. Ella se crió en este lugar", señala Margarita Sastre. Ella es quien echará el cierre a un comercio que linda Fàbrica con Cotoner y que también ha sido su escuela de vida, ya que desde los 14 años despacha alpargatas, zapatillas, cestas y género hecho con esparto. Todo en España. Los chinos no pisan a la Dama.

En 1950, José Candela y Concepción Juan dejaron Elche. Él era representante de de zapatos y arreglaba máquinas de calzado; su mujer era cosedora de calzado. En los 50, el barrio de Santa Catalina agrupaba buena parte de la industria de Palma de ahí que la pareja se trasladara a un edificio que fue vivienda y negocio. Antes se compartían estrechamente la labor y el vivir. Delante tenían a Casa Tascón, otras fábricas de seda, gomas, de hielos. Los productos los compraban directamente en Elche y con el tiempo, Concepción incluso los adquiría en las ferias de la ciudad de Alicante. Eran parientes de los Paredes, una familia de esparteros muy popular en Levante.

Entran en un goteo que no cesa clientes de toda la vida, algunos alarmados, "otros tristes; incluso algunos enfadados, porque nos vamos, pero ¿qué podemos hacer?", se pregunta Margarita mientras despacha una alpargatas de esparto de espiga para un habitual. No tienen el número. Lo recogerá en el nuevo local, en la calle Emili Darder, no muy lejos, pero es otro barrio. Y no tiene ese suelo hidraúlico que tanto juego da a los pies cuando se calzan las alpargatas que fueron para pies obreros, pies campesinos, y hoy han sido asimiladas por el top de la moda.

Concepción Candela fue quien se puso al frente del negocio que abrieron sus padres, ya que el hermano se dedicó a la enseñanza. Margarita Sastre se vino a La Dama de Elche siendo mozuela y por amor. Conoció al hijo de la propietaria de este negocio cuando tenía 14 años y dos años más tarde ya despachaba con quien se convertiría en madre política. Margarita es la nieta de Francisco Escandell, el ´Rubio´, el famoso heladero que se paseaba por Palma con su carrito de helados y buñuelos. "Soy hija de feriantes, que vendían jueguetes y avellanas; mis tatarabuelos ya lo hacían. Me gusta despachar cara al público por más raro que puedan ser algunas personas, ¡a veces!"

Narra una curiosa excentricidad ocurrida recientemente: "Entró una mujer pidiéndome unos zapatos para cocina, que no patinaran; le indiqué unas que vendemos hace años, muy buenas. Ella me pidió que echara agua en el suelo y con las zapatillas puestas se puso a chapotear. Tras comprobar que no patiban, se las llevó. Me quedé atónita con aquel cuadro", ríe.

Agradece, en estos días de mudanzas, la "fidelidad" de los clientes que se calzan alpargatas de generación en generación. Pero sabe que "muchos se perderán por el camino...". Por Ley.