El 1263 es considerado el año de conversión de Ramon Llull, el cual abandonando a su mujer e hijos decidió llevar vida de penitente seglar franciscano. Sin conocerse los detalles, ese mismo año peregrinó a Santiago de Compostela y al santuario mariano de Rocamador, en el sur de Francia. Luego se trasladó a Barcelona. Allí mantuvo una entrevista con unos familiares y con fray Raimon de Peñafort. En esa entrevista Llull les trasladó la idea de querer ir a estudiar a las universidades de Montpellier y París. El dominico enseguida le disuadió y le aconsejó regresar y formarse en Mallorca. Allí todo le sería más fácil, arguyó el fraile. Y así lo hizo. De esta manera Ramon Llull adquirió su bagaje cultural fundamental en su ciudad natal, entre los años 1264 a 1275. De esa época también son sus primeros libros.

Desde un primer momento, en su nuevo proyecto de vida, quiso contribuir a la conversión de los "infieles". Ahora bien, así como los cruzados querían conseguir las conversiones a través de la violencia y el miedo, Llull lo quería conseguir a través de la razón. Influenciado por las vivencias de san Francisco con los musulmanes durante el asedio de Amieta y también, seguramente, inspirado por las ideas pseudojoaquinitas presentes en algunos ambientes franciscanos espirituales -sin lugar a dudas frecuentados por Llull-, en las que se predecía la conversión generaliza de judíos y musulmanes de la mano de los frailes menores en Jerusalén; influenciado por todo ello, Llull quiso escribir "unum librum meliorem de mundo contra errores infidelium", es decir, un libro que convenciese -por la vía de la razón- a todos los "infieles" del orbe a convertirse al cristianismo.

Esta idea inicial, y que le obsesionaría a lo largo de su vida, explica sus primeros años en la Ciutat de Mallorques aprendiendo la lengua árabe de mano de un esclavo musulmán que tenía a su servicio; o su formación autodidacta en la biblioteca de la abadía cisterciense de Santa María la Real que, sin llegar a competir con la de los frailes menores o la de los predicadores -con su Studium Linguarum-, debió ser una de las más importantes del medievo mallorquín. Precisamente fue en Santa María de la Real donde escribió la que debió ser su primera obra: Ars compendiosa inveniendi veritatem (Art abreujada d´atrobar veritat). Según se cuenta en su biografía, Vida Coetánea, Llull se retiró unos días: "El maestro subió a una montaña llamada Randa, la cual no estaba muy lejos de su casa, con la intención de poder rezar y servir mejor a Nuestro Señor. Allí estuvo en actitud contemplativa hasta que al cabo de unos ocho días, mirando al cielo, en un instante le sobrevino cierta iluminación divina [de ahí el apelativo de "doctor iluminado"] que lo orientó sobre la orden y la forma divina de cómo había de hacer dichos libros contra los errores de los infieles [...] Enseguida bajó de la montaña y se dirigió falaguero hacia el monasterio de la Real con el fin de poder redactar los libros".

Llull tenía la convicción de que su Ars compendiosa era una obra magistral y un método dialéctico infalible y racional para demostrar la verdad. Desde luego en ella se encuentra el germen del sistema doctrinario luliano, cuyo pensamiento más tarde fue desarrollado en diversas matizaciones o variantes: Art demostrativa, Art abreujada o Ars generalis ultima, por ejemplo. Cuando en 1286, Llull escribió Blanquerna retomó la idea de que su Ars sería una gran herramienta universal para conocer la verdad. Por ejemplo, cuando el emperador se dirigía a la sede pontificia para visitar al papa Blanquerna encontró cierto obispo que también se quería presentar ante el primado de Roma para entregarle el Art abreujada d´atrobar veritat, para integrar su lectura en todos los Estudios Generales [universidades] "per ço que per l´exaltació de l´enteniment no fós major devoció en lo món de amar, honrar e servir a Déu".

En esta primera fase, siempre en Mallorca, Ramon Llull escribió otras dos obras esenciales: el Llibre del gentil e los tres savis, redactada en árabe y luego traducida al catalán medieval -o romance, que es como se la denominaba en la época-; y Llibre de contemplació en Déu, también escrita en árabe, y con su posterior "traslació d´aràbic a romanç".

El ´Llibre del gentil e los tres savis´ es una obra de controversia entre sabios los cuales acaban acordando un mensaje unitario de paz y amor. Por otro lado, el Llibre de contemplació en Déu, es una obra enciclopédica escrita cuando Llull todavía no había alcanzado los cuarenta. Esta obra es considerada por los lulistas como una vasta enciclopedia de la mística medieval. Además, si se ha de hacer caso al obispo y escritor Josep Torres i Bages, este libro puede ser considerado la mejor obra literaria de Llull, representando para la literatura catalana lo que la Divina Comedia del Dante para la italiana.

Seguramente, Llull escribía sus libros en tres lenguas -latín, catalán y árabe- para que sus obras llegasen al mayor número de lectores. Ahora bien, curiosamente él defendió siempre la aplicación del latín com lengua universal. El doctor iluminado sostenía que "a mayor diversidad de lenguas, mayor discordancia y odio entre las gentes". En este sentido, vale la pena recordar el pasaje de Blanquerna en que el papa afirmaba: "companyons e senyors... vos requir que m´ajudets a tractar com tots los llenguatges que són puscam tornar a un tan solament; car si no és més que un llenguatge seran les gents entenents los uns als altres e per l´enteniment amar s´han e pendran-ne mills costumes en les quals se concordaran". Esta visión sobre los idiomas seguramente explique que Llull acabase escribiendo exclusivamente en latín, la lengua franca del momento, del mismo modo que lo es hoy la lengua inglesa.

Poco a poco, gracias a sus escritos y su vida, Ramon Llull fue cogiendo cierta fama. Por ello, en 1275 el mallorquín, después de once años decidió salir de la isla para trasladarse a Montpellier. Allí presentó a su amigo el príncipe Jaime, apunto de convertirse en Jaime II de Mallorca, sus obras. A su vez, Jaime de Mallorca se las entregó al franciscano fray Bertrà Berenguer para que las examinase. Según se cuenta en la Vida Coetánea, el fraile quedó admirado de su obra, especialmente del Llibre de contemplació en Déu. Fue entonces cuando consiguió el apoyo del futuro Jaime II para fundar un colegio para misioneros en el bello paraje de Miramar. Lleno de esperanza y entusiasmo regresó el doctor iluminado al reino de Mallorca.