Durante años, la organización Zaqueo ha vivido el rechazo de diferentes entidades vecinales cuando trataba de encontrar un espacio mayor para su comedor social, situado desde hace casi dos décadas en sa Gerreria. La asociación de vecinos del barrio, Canamunt, ha demostrado todo lo contrario desde que el hotel de la plaza Mercadal -a 50 metros de Zaqueo- dio a conocer sus pretensiones para que la citada ONG se traslade, debido a que no quiere que los turistas vean las colas de indigentes. El respaldo de los vecinos de Canamunt se repitió ayer una vez más, ya que la pregonera de las fiestas fue la presidenta de Zaqueo, Catalina Cunill, quien destacó "el carácter acogedor, humanista, solidario y generoso" demostrado por los residentes.

Lo resumió como "grandeza de espíritu y humanidad" hacia una organización que es vecina del barrio desde comienzos de 1995. "Con el compromiso de intentar no degradar más sa Gerreria -aún estaba lo que llamaban el ´barrio chino´-, nos instalamos en la plaza Mercadal -donde todavía estamos- y más adelante en la de sa Quartera, primero como Cas Carrilano y, desde 1998, como Zaqueo", recordó Cunill ante el público congregado.

En su pregón, la presidenta no profundizó en el problema que recientemente ha acuciado a la organización, ya que "ahora las aguas están más tranquilas" y porque "es tiempo de fiesta", pero alentó a los presentes con un "¡arriba las hachas!" para dar el sus a las fiestas de verano.

Olimpiadas de barrio

Ya estaban muy animados los que asistieron un par de horas antes a las Canamuntiades de la plaza de la Artesanía, no solo por el Agua de Valencia que había en un enorme cubo del que bebían con largas pajitas. Las variadas actividades organizadas eran dignas de la "alta competición", como dijo un participante, entre ellas el lanzamiento de huesos de aceituna con la boca, carreras de sacos y bádminton, además de premios al mejor vestuario y a los deportistas ganadores.

Estas olimpiadas de barrio también tuvieron una ceremonia inaugural acorde con el evento, con coreografía al ritmo del Waka Waka de Shakira, un desfile de banderas -las utilizadas el fin de semana pasado para el Día del Orgullo Gay- y una mascota que llegó con la típica antorcha y la música de Carros de fuego.