El dicho popular dice que algo es "viejo" cuando es "de los tiempos de Maricastaña". Quien tuvo tal nombre, María Castaña, fue una heroína que encabezó la revuelta popular contra las medidas despóticas ejercidas desde el obispado de Lugo por Pedro López de Aguiar.

Otra gallega, Estefanía Domínguez es una mujer nostalgia. Informática de profesión, desde ayer ha dado luz verde a su sueño, abrir una tienda "con todo lo que a mí me gustaría encontrar". Y lo que le gusta son objetos de otra época como el maquillaje Maderas que "utilizaba mi abuela, o las colonias Floïd que "dan vida y esplendor a los cabellos", o los lapiceros de colores Alpino o los caramelos Mauri con forma de mandarina o limón que solo olerlos despertaban la gula infantil. También la colonia Chispas, de Dana, que ha vuelto a fabricarse en Cataluña, pese a la regulación de empleo que la amenazaba, figura en la vitrina de los recuerdos. No podía por menos que bautizar su establecimiento con el nombre de su paisana, Maricastaña.

Una mujer con profesión contemporánea, informática y que, sin embargo, gusta del pasado. "Sí, puede parecer una contradicción. Sé que he nacido en la época que no tocaba", confiesa Estefanía. Ella nació en Ferrol 35 años atrás. Llegó a Palma hace catorce años. "Los gallegos no estamos quietos. ¡Estamos en todo el mundo!", recuerda. Licenciada en Ingeniería eléctrica, vino por una convocatoria de Sol Meliá. "Aquí conocí a mi marido, asturiano, ¡también están por todas partes!, y aquí me quedé", cuenta con una amplia sonrisa.

Maricastaña se ha instalado en la plaza de La Mercè. "Al ver el lugar ya no tuve dudas", asegura la propietaria de esta nueva tienda de ropa y productos de otros tiempos, así como objetos de manualidades. Un edificio del siglo XIX, concretamente de 1818, y que originariamente alojó unas cuadras, acabó convertido en viviendas. Como muchos otros locales, ha tenido mucho trasiego. Antes de dar acogida a Maricastaña, fue tejería, y antes, tapicería, y antes de antes, panadería.

Estefanía va a despachar en un horario inusual, de viernes a domingo porque entre semana seguirá trabajando en su oficio. "En Estados Unidos es habitual y quiero probarlo; espero que quien tiene trabajo también aproveche para hacer compras en su tiempo libre, los fines de semana", explica. Asegura no preocuparse por trabajar toda la semana. "Me relajo en la tienda. En Maricastaña me encuentro a gusto", asegura risueña.

Junto a los "objetos que me gustaría encontrar en una tienda", Maricastaña tiene un armario con ropa muy especial. Va desde el aire romántico de Pepa Loves al más desenfadado de Indie & Cold y el hippie de Pepita Pérez.

Aquella mujer luchadora, contraria al abuso de la iglesia que desangraba a los más necesitados, se ha mudado frente a una iglesia, la de La Mercè, ironías del destino que darían pie a un esperpento de otro gallego, Valle-Inclán. "Si es que los gallegos no paramos quietos", que recuerda Estefanía. Los vecinos brindaron ayer por la nueva en la plaza.