La prehistoria de la ciudad de Palma y su término municipal, es poco conocida. También es cierto que la historiografía balear de este extenso período cronológico ha realizado destacados avances en estas últimas décadas. Hace pocos años, el grupo de especialistas de la Universitat de les Illes Balears dio a conocer al público no especializado una síntesis del estado actual de las investigaciones. Tradicionalmente la prehistoria de Palma, y por extensión de toda Mallorca, se dividía en pretalayótica y talayótica. En cambio, en la actualidad, esta periodización ha sido revisada y matizada.

Según los profesores Víctor Guerrero y Manuel Calvo, se admite que la presencia humana más antigua en la isla de Mallorca, tiene lugar en un momento indeterminado del quinto milenio y principios del cuarto anterior a nuestra Era. En todo caso, fue durante el período del 3200 al 2200 a. de C., que las Islas Baleares fueron definitivamente colonizadas. Los posibles restos arqueológicos de este período están mal documentados y, por tanto, poco se sabe de esta época denominada Calcolítico Campaniforme „y que en parte podría ser identificada con la denominación tradicional de Pretalayótico Arcaico„. Éste presenta un abanico cronológico que iría del año 2500 al 1700 a. de C. Es aquí cuando aparecen poblados formados por numerosas cabañas de planta circular y cuyas bases estaban formadas por un pequeño muro de piedra. Estos grupos humanos practicaban la ganadería y la agricultura. Al mismo tiempo, parece demostrada la existencia de intercambios comerciales ultramarinos.

Por lo visto, durante esta época no hubo necrópolis de enterramientos colectivos, acaso algunas prácticas funerarias en alguna cueva o gruta.

La Edad de Bronce se inició en Mallorca hacia el 1700 a. de C., la cual se caracteriza por la aparición de la cultura naviforme, es decir, poblados en los que aparece un tipo de arquitectura ciclópea de planta alargada en forma de barca, de ahí su denominación:"naveta". De todas formas, la característica más representativa de este período fue el importante salto tecnológico: el paso de uso del cobre al bronce. En cuanto al aspecto funerario, es en ese período que se generalizan las necrópolis colectivas, primero en cuevas, y también en hipogeos. También se documentan santuarios rupestres en cuevas.

Un buen ejemplo fue el desaparecido poblado de Son Oms. En 1914, los socios de la Sociedad Arqueológica Luliana, Bartomeu Ferrà y Gabriel Llabrés, fruto de un visita a este yacimiento, publicaron el artículo Una excursión a Son Oms en el que dan testimonio de la existencia de navetas: "Además en las inmediaciones de aquella colina se habían encontrado otras navetas destruidas, destacándose todavía las hileras de grandes piedras cimientos de talaiots y restos de primitivas construcciones como para cercas de ganado". No muy lejos de Son Oms, en Son Sunyer, se ha podido constatar la existencia de un hipogeo con atrio exterior.

En los primeros momentos de la Edad de Bronce hay evidencias de un grado reducido de jerarquización social. A medida que se fue avanzando y consolidando el período del Bronce, la organización política se fue sofisticando, evidenciándose una mayor estamentalización de la sociedad.

Hacia el año 1100 a. de C., se detecta una recesión de la cultura naviforme. Ahora bien, en esa época ya se encuentra en Mallorca una sociedad con instituciones políticas que gestionan y gobiernan las relaciones entre los poblados, y cuya organización era mucho más compleja de lo que se pensaba hasta hace unos años. Se quiere decir con ello que, previa a la inauguración de la Edad de Hierro, es decir, la época de los talayots, ya se detecta una sociedad jerarquizada y bien organizada, la cual se había ido conformando paulatinamente a lo largo de la Edad de Bronce.

La historiografía de la segunda mitad del siglo XX, daba por sentado que la cultura talayótica, presente en Mallorca durante la Edad de Hierro, surgió fruto de la invasión de grupos clánicos guerreros venidos de Oriente, concretamente procedentes de los denominados "pueblos del mar". Éstos fueron vencidos en el delta del Nilo por las tropas del faraón (1195 y 1164 a. de C.). Fruto de la dispersión de estos pueblos, supuestamente, se trasladarían a islas como la de Córcega o las Baleares. En todo caso, la historiografía actual, tras los estudios de estas últimas décadas tiende a rechazar esta hipótesis y, en cambio, considera la probabilidad que la cultura talayótica fuese fruto de la evolución interna de la sociedad mallorquina. Ello no significa que se rechace „más bien al contrario„ la posibilidad de que esos cambios internos estén acordes con algunos procesos históricos que afectaron de forma generalizada el Mediterráneo central y occidental, especialmente las relaciones con la cultura fenicia.

En todo caso, lo cierto es que durante la Edad de Hierro, Mallorca estuvo caracterizada por la cultura talayótica, una cultura que abarca los extremos cronológicos del 900 al 123 a. de C. En el municipio de Palma hubo buenas muestras de ese período.

(continuará)