La luz de las velas que las niñas suecas portaban en sus manos iluminaba casi tanto como los adornos navideños de Cort. La concurrida plaza tenía los ojos puestos en Santa Lucía, este año encarnada por Mimmi Wehtje, quien encabezaba la procesión del colegio sueco ataviada con la tradicional corona de velas y una túnica. Todos de blanco y en fila, avanzaban hacia el escenario para cantar villancicos y celebrar el solsticio de invierno -el 13 de diciembre, según el calendario juliano-, que empieza a poner fin a las largas noches para traer días más luminosos.

Mientras algunos hacían cola para comprar el típico glögg (vino caliente) del país escandinavo o paseaban por los puestos del mercado sueco, la corte de niños empezó a entonar Santa Lucía. Una vez en la plaza, animaron a la multitud con Campana sobre campana, Silent Night, canciones tradicionales de su país, Adeste Fideles, We wish you a Merry Christmas y Hallelujah, que puso el broche a una velada llena de luz y protagonizada no sólo por la comunidad sueca en la isla.

Entre los asistentes también había numerosos palmesanos, ya que en los últimos años este concierto se está convirtiendo en un evento casi obligado de la Navidad en Ciutat.

Santa Lucía ayudó a espantar los malos espíritus, como dice la tradición sueca, o por lo menos a integrar las costumbres nórdicas en la vida mallorquina.