Hay negocios que les gusta ser cascabeles y otros prefieren pasar desapercibidos. En la jungla de la oferta y la demanda, sin embargo, ser invisible no es un muy recomendable. Tampoco está mal hacerse desear y que a uno le busquen.

Joaquim García Esteve regenta Tot Clàssic en los bajos de la Costa de la Pols. El caminante debe estar atento porque el negocio especializado en música clásica, jazz y músicas del mundo no le sale al camino. Está en un bajo de la calle donde en su tiempo hubo una tienda de antigüedades. "Cuando llegué la calle estaba llena de anticuarios, aquí estaba la de Pepe Rubio; siempre me gustó este lugar", señala el propietario de la tienda de discos.

Joaquim nació en Barcelona y desde pequeño educó su oído oyendo las óperas y zarzuelas que escuchaba su madre. Empezó a trabajar en tiendas de discos hasta que un día le llamaron de Palma. "Llegué en 1995 y estuve trabajando en Mallorca Clàssic en la Puerta de San Antonio. Cinco años después monté la mía", cuenta. Le llamaron porque necesitaban a un especialista en música clásica. "Onofre Roca sabía muchísimo y era muy conocido en Palma; cuando lo dejó, me llamaron", señala.

Suena la soprano de moda, Anna Nibrevko, bajo la batuta de Claudio Abbado. "En Mallorca hay gente que sabe mucho. Es un placer y una lástima que mediáticamente no se reconoce. Cuando te gusta la música clásica se te considera un raro. Fíjate que en las películas, los malos suelen escuchar música clásica como Hanibal Lecter que escuchaba las Variaciones Goldberg; y Sherlock Holmes tocaba el violín y le veía como un excéntrico", apunta.

Asegura que cada vez son más las personas que se acercan a Tot Clàssic y que el perfil es muy variado. "Te llevas sorpresas. Tengo un cliente que vende recambios de coches y creo que es de las personas que más sabe de Wagner". Lamenta, eso sí, que los jóvenes aún tengan cierto reparo en acercarse.

Vive la crisis, que en su caso es doble porque a la merma en el gasto dedicado a música, se suma la competencia de la red. Sin embargo, le quita hierro. "La clásica tiene suerte porque al melómano le gusta la calidad y tiene buenos equipos, por eso solo miran internet para informarse". En Palma entre sus clientes habituales contó con Felix Pons: "Le echo de menos, sabía mucho y eran un gusto escucharle porque conoció a profesionales de la música y te contaba muchas historias interesantes". Lo que sí está claro es que en esa suerte de cueva que es su tienda se acaban haciendo tertulias. paradójicamente no la frecuentan los propios músicos: Es triste pero el intérprete asocia la música con trabajo", opina.

Tot Clàssic es un lugar que el melómano de Palma conoce. Es un superviviente.