Lo que sigue causó asombro a los promotores de la idea. Resulta que hace meses un grupo de vecinos de la barriada de Pere Garau promovieron la posibilidad de crear una especie de oficina de información para jóvenes con el fin de ayudarles a conseguir trabajo o formación. Todo ello sin ningún tipo de desembolso económico para las arcas municipales. La idea fue expuesta al alcalde, Mateo Isern, en una anterior visita a la barriada, quien se mostró encantado y entusiasmado con la iniciativa. Se comprometió a que sería estudiada por los departamentos municipales correspondientes y que, en breve, tendrían cumplida contestación por parte del equipo de gobierno. Pasaron las semanas sin noticias de los responsables municipales. Al cabo de un tiempo, los promotores de la iniciativa recibieron una misiva de la responsable de Servicios Sociales. Los rostros de estos ciudadanos se iluminaron pensando que, efectivamente, como no podía ser de otra forma, el alcalde había cumplido su promesa y se había interesado por la iniciativa no solo de boquilla. No obstante, la ilusión duró poco. Solo el tiempo que tardaron en enterarse del contenido de la misiva municipal. En ella, les ponían en conocimiento de los actos festivos organizados por el Ayuntamiento. De los programas a desarrollar con los jóvenes y los recursos existentes tanto en el ámbito municipal como en otros, nada de nada. Lo dicho, Isern necesita a alguien que le controle sus promesas.