Desde que llegó con 14 años al Coll d´en Rabassa, el investigador histórico Pere Galiana (Palma, 1942) siempre había oído hablar de es Cabo Loco (1870-1936). El herrero Bernat Rigo Rubí era un personaje que "merece todo un capítulo de la historia del pueblo palmesano", asegura el experto. Galiana ha escrito un libro sobre su vida y donde ha incluido un centenar de los poemas orales creados por el glosador del Coll.

-Con ese apodo, parece que era el típico tonto del pueblo.

-Todo lo contrario. El maestro Rigo era una persona respetada y admirada, estaba muy bien considerado en el Coll. Era muy inteligente. El malnom le viene de cuando ascendió a cabo en el servicio militar. Lo celebró con sus amigos durante tres días y, cuando llegó a casa, sus padres le regañaron. Bernat les rebatió alegre que ya era cabo. Su madre le respondió: "Sí, cabo y loco".

-¿Cómo aprendió el oficio?

-En el servicio militar ponía las herraduras a los caballos y allí aprendió la técnica del forjado de hierro. Se formó como maestro y después abrió una herrería en la carretera del Coll, donde hacía herramientas para los canteros y hortelanos. Eran los principales oficios del pueblo, por lo que el maestro Bernat Rigo estaba muy ligado a sus vecinos.

-Además, fue el inventor del molino de hierro. ¿Qué cambio supuso respecto al de madera?

-Introdujo avances técnicos que él mismo inventó para hacerlos más manejables. Se adaptan a las condiciones meteorológicas, por ejemplo, moviendo la cola si el viento soplaba de forma oblicua. También son más autónomos, resistentes y seguros, y se han convertido en un elemento muy típico de la isla. Él fue quien los pintó de azul y blanco.

-¿Cómo era el Coll a finales del siglo XIX y principios del XX?

-El núcleo urbano se empezó a urbanizar en 1874, por lo que cuando llegó Bernat Rigo con 18 años, el Coll d´en Rabassa estaba formándose como pueblo. Había muchos canteros venidos de otros pueblos, principalmente de Llucmajor, ya que tenía muy buenas pedreras. Es Cabo Loco enseguida se integró en la vida del pueblo, ya que tenía una gran personalidad.

-¿Cuándo comenzó su faceta como glosador?

-Empezó a destacar durante el servicio militar. Creaba glosas sobre cualquier tema, tenía una predisposición y una facilidad innata para la improvisación y una gran riqueza de vocabulario. En su época fue considerado el mejor de la isla, aunque era más conocido en la part forana que en Ciutat, ya que los glosadores suelen ser personajes habituales de la sociedad rural.

-¿En sus glosas contaba hechos de actualidad?

-El maestro Rigo se convirtió en un cronista de la época, sobre todo de sucesos o historias del Coll, que se iban repitiendo de boca en boca y así han llegado hasta nuestros días.

-¿Tenían mensaje o algún tipo de crítica social?

-Sí, sobre numerosos temas. Por ejemplo, un día vio que su hijo estaba leyendo una novela en vez de estudiar y, en lugar de reñirle, le glosó: "S´estudi, de passa en passa, fa els homes intel·ligents, i es que de jove perd es temps, de vell menja carabassa". De este modo, sin regañarle, le dice que estudie porque, de lo contrario, no tendrá para comer.

-¿Qué temas eran habituales?

-Había glosas sobre la juventud; eróticas, que son muy graciosas; familiares; de Son Rigo, donde tenía un huerto; y de temas muy variados en los que aparece el Coll, como por ejemplo cuando se estropeó el tranvía.

-¿Cómo se ha documentado?

-Gracias a los recuerdos de los admiradores de es Cabo Loco. He usado una treintena de fuentes, sobre todo Miquel Parets, Tomeu Pedrosa y Pau Tomàs, además de los datos biográficos aportados por su hijo, Bernat Rigo Caimari. Todos ellos ya han muerto.