"Vengo a pintar aquí porque me gusta el ambiente y se está tranquilo. Me queda muy poca energía, por lo que si vuelven a molestar, prefiero marcharme a mi estudio. Quiero tranquilidad", afirma Miquel Martí Company. Lleva una década pintando en la calle Sant Miquel y antes lo hizo en la plaza Major. "En las guías turísticas es conocida como la calle de los pintores y muchos vienen recomendados por ellas, porque es un atractivo y un lugar muy agradable para pintar. Si Cort nos echa, no beneficiará a nadie y la calle dejará de tener este encanto", añade el artista Biel Horrach, que también lleva una década en la vía peatonal, al igual que Meri Simic Lucic, otra de las veteranas de la docena de pintores que habitualmente se ubican frente al claustro de Sant Antoniet. Según dice, la solución sería "una regulación del espacio con tasas razonables para dejar de tener la incertidumbre en la que estamos ahora".

La Policía Local les conminó a marcharse esta misma semana, aunque finalmente no lo tuvieron que hacer. Los artistas callejeros ejercen una actividad que no está sujeta a licencia municipal, por lo que los pintores, músicos, mimos, malabaristas, artesanos y otros profesionales que trabajan en la vía pública dependen de la voluntad política para tener que irse o poder quedarse en un lugar. La futura ordenanza cívica, cuyo borrador ya se ha hecho público, no regula esta situación, aunque sí que introduce sanciones para quienes incumplan las normas descritas en el documento, como por ejemplo la prohibición de que los músicos usen altavoces, permanezcan más de media hora en un mismo sitio o actúen en las zonas de especial protección; que los mimos no se dirijan de forma directa al público; o que los pintores no obstruyan la vía con su material, entre otras medidas aún no aprobadas.

El borrador es muy similar al de la ordenanza de ocupación de la vía pública presentado hace casi dos años. Sin embargo, la normativa que al final se llevó al pleno excluyó todos los aspectos relacionados con estos artistas debido a la polémica que generó. Ahora el equipo de gobierno de Mateo Isern recupera los citados artículos, aunque sigue sin crear una licencia de actividad especial para dichos profesionales.

"La incertidumbre continúa y no proponen una solución. Nos dijeron que nos marchásemos y después se lo pensaron mejor. Los políticos deberían entender nuestra situación. Ofrecemos un producto original que beneficia a la zona, porque atraemos gente. De lo contrario, los comerciantes de la calle hubiesen protestado", destaca el pintor Álvaro Ferrari. Sobre una posible regulación, no está del todo convencido, ya que "algunos no podrían pagar la licencia", aunque considera que "se debería reservar este tramo de Sant Miquel para los pintores, como ocurre en la Fontana di Trevi y en otras ciudades".

Traslado a ses Estacions

Otra amenaza que sobrevuela al colectivo es la propuesta de Cort de trasladarles al parque de ses Estacions. "Nos matarían, ya que no es una ruta turística y por allí no pasea casi nadie, mientras que en esta calle la afluencia es constante, tanto en verano como en invierno", explica Cristina Orte. No cree que la solución sea su reubicación en el parque ni tampoco el pago de tasas, ya que "los tiempos actuales no son los más propicios para tener gastos extraordinarios", concluye.

Tras la visita de la Policía Local, Manuel Jesús Natera se reunió con la concejala responsable, Irene San Gil, que le informó de que la intención del consistorio es "evitar que haya falsificaciones y venta de productos que no son originales, como láminas, postales o cualquier tipo de imágenes que también son vendidas en las tiendas", según este pintor. "A nosotros nos gustaría regularizar el espacio que ya ocupamos para garantizar que no nos molestarán ni podrán echarnos de buenas a primeras", afirma. Además, "los que no son artistas no podrían instalarse aquí", argumenta.

S´Hort del Rei

Éste es el principal problema que vive la treintena de vendedores ubicados en los alrededores de s´Hort del Rei, el Parc de la Mar y las escaleras de la Seu: la mezcla entre artesanos y vendedores de artículos manufacturados. En dicha zona, el Ayuntamiento ha sido más contundente y, tras un intento de desalojo, ha ordenado que todos los puestos de venta sean retirados antes del día 10 de noviembre. "Hemos solicitado poder estar hasta el 29, porque llega el último crucero del año", tal como indica Javier González. Opina que "en absoluto" están perjudicando a los comercios ubicados en la avenida Antoni Maura. "Somos un granito de arena frente a empresas con una treintena de locales y, lo que es peor, la consecuencia social de una crisis que nos ha dejado a muchos sin trabajo", lamenta. Su caso es similar al del vendedor Francisco Amaya. "Tengo hijos a los que alimentar y una casa que pagar. Sabemos que no estamos de forma legal, pero queremos regularizar nuestra situación y sólo pedimos al Ayuntamiento montar un mercadillo del mismo estilo que el del paseo Sagrera", según propone.

Tanto Amaya como González están de acuerdo en que "hay que tener todo en orden, respetar unas normas y pagar una tasa de ocupación a cambio de que Cort ofrezca un espacio en s´Hort del Rei o los alrededores para poder desarrollar las ventas en buenas condiciones", en palabras de éste último. El consistorio "muestra voluntad política", añade, pero en el caso de que fructifique la iniciativa, exigirá tener la carta de artesano, por lo que el número de vendedores probablemente se reducirá a la mitad.

Los afectados de s´Hort del Rei tratarán de negociar con Cort durante el invierno para poder iniciar la próxima temporada sin la amenaza del desalojo.