Sigue cerrada la Pensión Baleares. Mantiene su rótulo pintado a mano, azulete desvanecido, en lo alto del edificio. Abajo, en plan modesto cuelga un letrero donde se lee Hostal. Es un decorado excelente para una película de seres errantes, de miedo, de suspense, de fracasos y amores de borrachera. No es un edificio catalogado aunque tiene su gracia. Ahí sigue, impertérrito como una esfinge, mirándole la falda a una de las plazas más vivas de Palma.

En 1934, el arquitecto Guillem Forteza Piña levantó la plaza García Orell, o de las Columnas, como se la conoce popularmente debido a que el elemento arquitectónico que mejor la presenta son los pilares, en la que fue una de sus primeras actuaciones como arquitecto municipal tras su regreso a Palma después de su estancia en Barcelona. Sesenta y cinco años después, otro arquitecto en Cort, Federico Climent firmó la reforma de una de las plazas redondas de la ciudad, contando la de Alexandre Fleming y la de Joan Carles I o las Tortugas, y la de Miquel Dols, ex Teniente Coronel Franco. El de a pie siempre recuerda mejor los nombres comunes que los propios.

Por las mañanas, en el interior de la plaza suelen estar dos madres custodiando los malabares de sus hijos en el elástico con forma de araña. Van tapadas con el chador. Parecen jóvenes. No paran de hablar y con el rabillo del ojo vigilar a los pequeños. A otras horas, se ven negros, probablemente nigerianos o senegaleses. No hacen nada especial. Alguna vez se reúnen en la plaza chinos para jugar a cartas.

Cuando Climent llevó a cabo su reforma en 1999 tuvo en cuenta la vitalidad de esta plaza. El original de Forteza ya la mostraba llena de risas y juegos. La redondez de sus formas propicia el acercamiento, el juego. La arquitectura nunca debe perder de vista su función. Por ello, en la de García Orell, "historicista y neoclasicista" se tuvo en cuenta que es un lugar de referencia para generaciones de residentes.

Alrededor de este lugar, que se ha convertido en la puerta de entrada del Chinatown de Palma, siguen aún comercios de años como la panadería-pastelería Las Columnas, y un bar que también se ha servido del nombre popular de una plaza que rinde homenaje al militar Francesc García Orell, fundador del partido Unión Republicana de Mallorca, y a la vez redactor de La Unión Republicana. Fue uno de los integrantes de la lista de candidatos a las elecciones de las Cortes de 1910 por la coalición republicana socialista. Uno de sus nietos es el pintor Juan Segura.

El hostal Baleares mantiene las persianas verdes cerradas a cal y canto, pero desde el mirador se ve la huella de los azulejos populares que fueron del gusto de un cierto folclore. Muy cerca, se abrieron locales de alterne. Hoy, casi todos están cerrados.