­Le roban el coche, el Ayuntamiento lo desguaza y encima le exige 1.100 euros de multa. Ese es el relato de Carme Romero, una mujer que se siente "pisoteada" por la máquina burocrática de la Administración.

Su historia es digna de las comedias del absurdo de Eugène Ionesco. La familia de Romero compró un viejo Peugeot 106 azul hace un par de años. "Lo encontramos de segunda mano por 1.000 euros y nos lo quedamos para cuando nuestro hijo se sacara el carné de conducir", explica la mujer.

El vehículo estaba a nombre de su marido, Guillem Pujol. Lo tenían siempre aparcado en la calle, a la espera del aprobado de su hijo. Periódicamente iban a comprobar que estuviera en su sitio, hasta que en septiembre de 2011 hubo un problema. "Llevábamos un par de días sin ir a verlo y un buen día no lo encontramos, así que fuimos a poner una denuncia a la Policía Nacional", explica Romero.

En octubre de 2012, más de un año después del robo, por fin tuvieron noticias del vehículo. Pero no eran buenas. El ayuntamiento de Palma había decidido desguazar el coche de su hijo. Las nuevas les llegaron por carta, acompañadas de una multa. Y aquí comenzó su pesadilla. Cort les reclamaba 1.258 euros por haber dejado el coche abandonado en la calle.

Ni Pujol ni Romero entendían el porqué de la sanción, así que decidieron ir a las dependencias municipales de Sant Ferran a pedir explicaciones. Allí les informaron de las aventuras y desventuras de su coche ya desguazado. En diciembre de 2012, el coche apareció por la Bonanova, a unos cinco kilómetros de distancia de su domicilio en el barrio de Son Dameto.

Por aquel entonces, la Policía Local le puso una pegatina en los cristales para señalarlo como coche abandonado. La familia especula con que los ladrones lo dejaron ahí estacionado y, tras un largo tiempo, los vecinos debieron llamar a los agentes para que lo quitaran.

Al cabo de unos días, la grúa se llevó el automóvil al depósito de Son Toells. Nadie comprobó si habían denunciado la sustracción. Según las fotos que hicieron los empleados de la grúa, el vehículo tenía el morro destrozado y no tenía la plaza de matrícula delantera. Romero manifiesta que "el coche no estaba así antes del robo". Además, una de las ventanillas estaba bajada e incluso una de las puertas estaba abierta.

La empresa concesionaria de la grúa les envió el aviso de que su Peugeot estaba en el depósito un mes más tarde. Los trabajadores de Correos acudieron a darles la notificación en mano durante dos mañanas consecutivas. "Ambos trabajamos a esa hora", explica Pujol, ya que los dos son funcionarios. Correos les dio por ausentes sin dejarles la carta en el buzón.

En agosto les desguazaron el automóvil y en octubre les avisaron por carta. Era una multa "exagerada", dice Romero. Les reclamaban 1.258 euros: 125 euros por la grúa, 25 euros por trámites administrativos y desguace, y otros 1.108 euros por la custodia en el depósito. "Lo más gracioso es que para el primer aviso nos dan por ausentes, pero para las multas sí que nos encuentran", protesta la mujer.

La pareja atribuyó el caso a un malentendido. "Los funcionarios nos indicaron que debió ser un fallo de comunicación entre policías y nos echaron la culpa por haberlo denunciado en la Policía Nacional y no en la Local. A ver si vamos a tener que presentar una denuncia en cada municipio", se queja Romero. Los trabajadores de Cort les dijeron que recurriesen la sanción. Y así lo hicieron.

Tras seis meses de espera, Cort les aceptó las alegaciones de forma parcial. La Policía Local certificó, en junio de 2013, que habían denunciado el robo, así que les quitaron el precio de la grúa, porque no se cobra a los coches sustraídos. Pero con el resto de la multa seguían adelante. Cort les pide ahora 1.133 euros que se niegan a pagar. Volverán a recurrir. "Es lamentable que en Cort nos pisotee como cucarachas", lamenta la trabajadora.