No más sillas de plástico ni escaparates cutres. Ese es el mensaje que el Consorci Platja de Palma ha querido lanzar a las patronales del comercio y la restauración del litoral de Llevant a través del borrador de la ordenanza de estética que solo se aplicará en esa zona turística.

Uno de los objetivos que tiene el organismo que preside Álvaro Gijón (PP) es mejorar la imagen del principal destino de Ciutat. El Plan de Reconversión Integral (PRI) preveía una norma que regulase la imagen de los establecimientos de la Platja de Palma. El consorcio, en cuestión de semanas, ha preparado un redactado inicial sucinto. La intención es que la norma se aplique a partir del verano que viene.

El borrador, que tiene seis páginas, solo ha sido facilitado a entidades vinculadas al comercio, la restauración y el ocio nocturno, que son las únicas afectadas por la futura ordenanza. El texto pretende la "uniformidad estética" para dotar la Platja de Palma de un "atractivo singular" con la excusa de la "mejora del medio ambiente urbano" (sic).

Una de las prohibiciones más sonadas es la de las mesas y sillas de plástico en las terrazas de bares y restaurantes. El borrador de ordenanza propone que estos elementos sean de "hierro, madera, mimbre, caña, bambú o materiales naturales". Ese cambio implicará un gran desembolso para los establecimientos que deban renovar su mobiliario.

Las sombrillas no podrán tener anclajes fijos en el suelo, solo pies como bases. Además, todas las mesas, sillas y parasoles de un negocio "serán del mismo color, material y diseño". Para más inri, los colores se limitarán a tonalidades claras, como beis, ocre o blanco, lo que pretende evitar las estridencias en las terrazas actuales.

Todas estas restricciones se aplicarán al mobiliario que los negocios instalen en una vía o plaza públicas. En cambio, las prohibiciones no se aplicarán dentro de los locales, donde los propietarios podrán tener la estética que quieran.

Cerco a las pajitas gigantes

Otras de las regulaciones más polémicas afecta a las tiendas: "No se permitirá la instalación de expositores deteriorados o de baja calidad, o letreros informativos de servicios concretos del establecimiento". Ese artículo servirá para la abolición de los barreños y pajitas gigantes, los colchones inflables y los balones de playa de las tiendas turísticas expuestos sobre la vía pública. También quedarán prohibidas las máquinas expendedoras en la calle.

La publicidad se verá notablemente limitada. Los comercios solo podrán tener una banderola. Los rótulos tendrán restricciones de altura, medidas y formas. Los colores "vivos o muy llamativos" tampoco estarán autorizados para anuncios y letreros.

Los hoteleros, el sector más beneficiado en el PRI de la Platja de Palma, vuelven a tener prerrogativa del consorcio. Los alojamientos quedan fuera de la futura normativa de estética y no tendrán que ajustarse a los criterios del resto de negocios: por ejemplo, serán los únicos que podrán tener carteles llamativos en sus puertas.

Comisión de vigilancia

Los comercios, restaurantes y discotecas que incumplan las normas serán sancionados con multas económicas. Las cuantías todavía no han sido fijadas, ya que el consorcio quiere pactar las cantidades con las patronales afectadas. Para ello, mantendrá reuniones de trabajo durante la primera quincena de septiembre.

La norma prevé crear una comisión técnica de vigilancia y estética que, parecida a la que ya existe en el centro histórico. El órgano, estará formado por el gerente del consorcio, cuatro técnicos de las instituciones públicas y otros cua