­­"De momento lo que sabemos es que el tabaco tiene muchas propiedades cancerígenas, y el cigarrillo electrónico parece que, a priori, tiene menos. Pero no está testado. Entonces hay que comprobarlo". La falta de investigaciones de organismos competentes en materia de salud ponen el cigarrillo electrónico en entredicho. El especialista Ernest Sala cuenta que, de momento, es mejor esperar resultados fiables.

Según Sala, la agencia del gobierno de Estados Unidos, conocida como la Agencia Americana del Medicamento (FDA), ha dicho, tras analizar 19 marcas, que "el cigarrillo electrónico también contiene elementos cancerígenos, como la nitrosamina, el propilenglicol y el etilenglicol", un anticongelante que se utiliza para los coches. De algunas de estas sustancias se desconocen sus efectos al ser fumadas. "Esta idea de que es menos nocivo de momento sólo es una teoría sin demostrar, no tenemos evidencias científicas hasta este momento".

Por otro lado, cuenta que es posible que el vapor caliente suponga riesgos para la salud. "Puede provocar la aparición de algunas sustancias dañinas para la salud, como la nitrosamina, por ejemplo". El médico afirma que puede tener efectos muy dañinos si se expone a temperaturas muy altas. Además, "en algunos casos se ha comprobado que la cantidad de nicotina que marcan los cigarrillos no siempre coincide con la cantidad real, aunque esto depende mucho de las marcas del aparato".

La falta de investigaciones fiables hasta el momento han levantado la alerta. Tanto la Organización Mundial de la Salud como la FDA lo desaconsejan hasta que no aparezcan estudios de organismos competentes que lo aprueben. De momento, "no se ha probado su utilidad científicamente".

Sala recuerda que hay algunos países donde están prohibidos, lo que "puede indicar de alguna manera cómo están las cosas". Australia lo hizo en 2008. Diversos Estados norteamericanos lo han vetado en los últimos dos años. También Dinamarca, Colombia y Argentina. Brasil frenó la distribución de este producto, y en Reino Unido su venta está restringida por considerar el producto como fármaco, para poder regular su consumo. Canadá recomendó en 2009 no comprar este tipo de productos ya que "pueden presentar riesgos".

Actualmente la Unión Europea prepara una normativa para regular estos productos, de modo que solo se puedan comercializar si pasan los controles de las autoridades sanitarias. Para los vendedores, se prohíben los cigarrillos para "mantener el monopolio del tabaco, dado el alto nivel de impuestos al que se acogen". Además, aseguran que si se prohibe el cigarrillo electrónico por motivos de salud, también debería hacerse lo mismo con el tabaco normal.

"Antes de acudir a los cigarrillos electrónicos para dejar de fumar, conviene mucho más acudir a un centro de salud para que le aconsejen". El especialista afirma que actualmente existen muchos planes de ayuda que favorecen a dejar de fumar a los ciudadanos. Además, asegura que "la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica ha dicho que no se debe recomendar como manera efectiva para dejar de fumar", puesto que todavía es necesario demostrar que no son nocivos.

Según un estudio norteamericano que data en 1998, "algo parecido pasó hace años con el engaño de los cigarrillos bajos en nicotina, que vendía la industria como menos nocivos, y que pronto se demostró que tenían el mismo riesgo o más que los altos en nicotina".