­Voluntarios del casal de barrio Joan Alcover denuncian que el ayuntamiento de Palma les entregó el viernes pan en muy mal estado -mohoso, podrido, roto y mordisqueado- para repartir entre las familias necesitadas.

Este casal, situado en la barriada de Foners, es uno de los puntos de entrega de comida del programa Aliments en Xarxa, que promueve Cort. La asociación de vecinos Ses Veles se encarga de la tarea solidaria. Como cada viernes a mediodía, dos voluntarios recibieron los alimentos para distribuir entre diez familias del barrio con pocos recursos económicos. Por la tarde, al dar los víveres, se encontraron con la sorpresa de que había comida putrefacta.

Según relata el voluntario Gabriel Huguet, media docena de panes estaba en buen estado, pero la mayoría estaba "enmohecido y cortado como si se tratara de sopas mallorquinas y de sobras de una mesa". "Ni los perros se hubiesen comido ese pan", añade.

Aunque Cort nunca entrega comida perecedera, esa semana se realizó una excepción puntual. Los Servicios Sociales municipales llamaron a los voluntarios el jueves para explicarles que no tenían harina y leche en stock y lo cambiarían por pan. "Nos dijeron que diéramos dos panes a cada familia", explica el jubilado.

Al ver el mal estado, Huguet fotografió del pan que les entregó el consistorio palmesano. En las imágenes se puede comprobar que incluso algunas de las rebanadas y de las hogazas, que están dentro de bolsas de basura, parecen mordidas. Seis de las diez familias se quedaron sin pan para comer. "Se nos cayó la cara de vergüenza al ver eso", dice Huguet.

Tras el incidente, los voluntarios remitieron ayer un correo electrónico al departamento de Bienestar Social del ayuntamiento, que dirige la concejala del PP Ana Ferriol. En él, comunican a los responsables municipales la "indignación" que sintieron. "Creemos que debería tenerse un mínimo de respeto a los que pasan hambre", escriben en la misiva.

El programa Aliments en Xarxa se creó en 2009 y en los últimos años se ha visto desbordado por el exceso de peticiones. Los víveres son donados por supermercados, vecinos y por la Unión Europea. Al consistorio le corresponde revisar la comida recibida y repartirla entre las diferentes asociaciones que colaboran con el programa, que realizan la entrega final a las familias más desfavorecidas.

Este es el tercer escándalo que protagonizan los Servicios Sociales de Cort en las últimas semanas, tras los casos denunciados por el PSOE de niños malnutridos y las becas de comedor escolar.