El mismo año que Bennàzar obtenía la plaza de arquitecto municipal, era aprobado definitivamente el Proyecto de Ensanche de la Ciudad de Palma, del ingeniero Bernat Calvet. De esta manera, sobre el jovencísimo y recién estrenado funcionario recayó la responsabilidad de supervisar las obras de urbanización de ese gran plan, las cuales se alargaron varias décadas. En 1902, el Ayuntamiento de Palma lo designó como miembro de la Comisión Especial de Murallas, de la que formaban parte Eusebi Estada, Antoni Rosselló, Mateu Enric Lladó, Antoni Planas Franc, Lluís Martí y Francesc García Orell. Entre otras cosas, Bennàzar se tuvo que encargar de la descomunal tarea de coordinar la demolición de la murallas que rodeaban la ciudad, a excepción del lienzo murario marítimo. Tal como apunta el arquitecto Martí Lucena "este trabajo, del que se ocupó hasta su muerte, por su importancia, contribuyó seguramente a la popularidad de ´s´arquitecte´, cuya presencia en las obras le convirtió en una figura familiar para los ciudadanos".

A pesar de que había unanimidad en la idea de hacer desaparecer el anillo defensivo, cuando ya hubo empezado el proceso de demolición, se alzaron algunas voces relevantes que abogaban por la preservación de la antigua puerta islámica de Bab al-Kofol, o puerta de la Conquista (o de Santa Margarita), ubicada en el inicio de la calle San Miguel. Su singularidad radicaba en que esa puerta era por la que siglos atrás había accedido Jaime I a Madina Mayurqa durante su conquista. Bab al-Kofol llegó a ser declarada Monumento Nacional (1908), pero algunos especuladores con intereses espurios pergueñaron, absolutamente de forma ilegal, su dinamitación nocturna y desmonte. Cerca del lugar del atentado, fruto de la demolición de las murallas, se había originado una gran explanada. Ya en 1905, Gaspar Bennàzar en calidad de arquitecto municipal, había diseñado una plaza, la cual, en un principio fue bautizada como Joanot Colom, para posteriormente pasar a denominarse Eusebio Estada y que finalmente se volvería a rebautizar como plaza de España. Pues bien, en compensación al trágico suceso de la Puerta de Santa Margarita, el Ayuntamiento de Palma decidió dedicar en la nueva plaza un monumento al rey fundador, a caballo, en ademán de estar entrando en la ciudad conquistada. Finalmente, la escultura fue realizada por Enric Clarassó y sería colocada en el centro del nuevo espacio diseñado por Bennàzar. La primera piedra fue colocada en 1913 por la infanta Isabel de Borbón, "la Chata", hermana de Alfonso XIII. Allí se encontraban Gaspar Bennàzar, el conde de Sallent, el alcalde de Palma y un sin fin de autoridades y ciudadanos. Curiosamente, a la hora de pagar la monumental escultura, el Ayuntamiento de Palma pidió financiación al rey Alfonso, a lo que contestó que de ninguna manera iba a dar dinero por dicha escultura a un Ayuntamiento que había sido incapaz de evitar la desaparición del Monumento Nacional. Del diseño original de la plaza, además del monumento a Jaime I, se conserva parte del mobiliario, siendo su columna meteorológica (es barómetro), su elemento más singular, el cual todavía hoy da cobijo a tertulias variopintas.

El mismo año que Bennàzar hizo su barómetro (1910), también recibió el encargo, junto a Guillem Reynés, de urbanizar la gran explanada que, desde hacía varias décadas, se desplegaba delante de Lonja, concretamente desde la plaza de las Atarazanas hasta el muelle viejo. En ese lugar se debía celebrar la Exposición Regional de Productos de las Islas Baleares, cuyos pabellones e instalaciones debían ser diseñados también por él. La urbanización de este emblemático paseo fue gesta muy admirada por la ciudadanía, pues se realizó en tan solo tres días. Cuenta Maribel Bennàzar, nieta de s´arquitecte que "en una de sus genialidades, quiso dar una sorpresa a los palmesanos: en una sola noche, la de San Juan, consiguió que de unos desmontes surgiese con bancos, farolas e incluso palmeras, todo un paseo [...] Al concluir la obra, ya amanecido el día, los obreros dejaron sus picos y prorrumpieron en un estruendoso aplauso entusiástico".

La actividad urbanística de Gaspar Bennàzar está llena de anécdotas y proyectos. Ahora bien, su proyecto más ambicioso fue el Plan General de la Reforma de Palma, que presentó en 1917. Ya desde 1912, Bennàzar había dado una serie de conferencias en las que exponía sus ideas de cómo había de progresar la ciudad. Tal como apuntó Miguel Seguí, "a través de ellas, con extraordinaria visión de futuro, [Bennàzar] sustentaba la opinión de que el progreso de la población no se produciría, como se había pensado hasta entonces, por el desarrollo de la industria, agricultura y comercio, sino por el impulso del turismo, como factor desencadenante de riqueza".

En este sentido, Bennàzar fue el primero en abordar íntegramente el problema de la Palma histórica, aportando soluciones globales que integraban la zona antigua con el ensanche. Su afán por dar soluciones a largo plazo sobre el desarrollo de la ciudad, llevaron a Bennàzar a proyectar un plan inviable. Si éste se hubiese llevado a cabo, hubiese significado una profunda alteración del casco antiguo, así como la construción de un puerto de dimensiones descomunales enfrente de la Catedral, proyectos de los cuales seguramente hoy nos lamentaríamos. Pero su proyecto no fue en balde, antes al contrario, sirvió como base para los arquitectos que actuarían en la ciudad décadas más tarde, especialmente Gabriel Alomar. El mercado y urbanización de la plaza del Olivar o la recuperación del Huerto del Rey, son algunos de esos ejemplos.

*Cronista oficial de Palma