Este año se cumple el ochenta aniversario de la muerte de uno de los arquitectos más famosos que ha tenido Palma: Gaspar Bennàzar Moner, conocido por sus contemporáneos como s´arquitecte. El 18 de agosto de 1869, el matrimonio Antoni Bennàssar Pons, marino mercante, y Catalina Moner Alemany, tuvieron el quinto hijo, de los ocho que llegarían a tener. Gaspar Bennàzar nació en la calle Vallseca, tal como nos recuerda la fuente de s´arquitecte, denominada así en su nombre. No hace muchos años el Ayuntamiento de Palma repuso las baldosas en que se blasona e inscribe el nombre de dicha fuente. El apodo por el que se conocía a Bennàzar, s´arquitecte, nos indica que su popularidad en la ciudad le venía por su profesión.

Desde 1880, ningún mallorquín se había titulado como arquitecto. Diecinueve años después, durante el verano de 1899, lo hacía un joven palmesano, Gaspar Bennàzar, que había estudiado arquitectura en Madrid. Cuatro meses después de su titulación fue nombrado arquitecto diocesano de Menorca. Ese mismo año ingresó en la prestigiosa Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1901 obtuvo, mediante concurso oposición, la plaza de arquitecto municipal de Palma, cargo que ocuparía hasta su muerte en 1933. El ocupar esta plaza, la protección que le profesaba Eusebio Estada „uno de los factotum del momento y de gran influencia en la opinión pública de la ciudad„ y las buenas relaciones que mantenía con la sociedad palmesana, otorgaron gran prestigio a Gaspar Bennàzar. Esta realidad le procuró una intensa actividad profesional como arquitecto y urbanista, obteniendo los encargos de mayor responsabilidad. Esta circunstancia tuvo como consecuencia que los demás arquitectos de su generación se vieran un tanto postergados en su campo profesional. Este hecho también explica la acumulación de cargos institucionales. Además de los ya citados, fue nombrado arquitecto de la diócesis de Mallorca, del ministerio de Instrucción Pública, de la junta de Audiencia de Palma, del Real Patrimonio o vocal de la junta provincial de monumentos.

En 1905 proyectó el nuevo matadero municipal (s´Escorxador), sobre el antiguo huerto de Sant Joan, con el que obtuvo el primer premio de la exposición nacional de Bellas Artes, lo que le reportó cierto renombre a nivel nacional.

Según explicó en su día el catedrático de historia del Arte Miguel Seguí Aznar, "Bennazar inicia su actividad profesional de acuerdo con modelos eclécticos y neomedievales propios de la arquitectura madrileña del último tercio del siglo XIX". Durante los primeros años que ejerció su profesión, en cuanto a la arquitectura religiosa, tuvo cierta debilidad por el estilo gótico flamígero, pues sentía admiración por los edificios que de esa época se construyeron en Palma, especialmente los más representativos "...la Catedral, la Lonja o Santa Eulalia". En cambio, para los edificios civiles optó por un eclecticismo deudor de su formación madrileña. De esta época datan los proyectos de la "Caja de ahorros y monte de piedad de las Balears" (1906-09), en la calle Ramon Llull o el Teatro Lírico (1900-1902), en el Hort del Rei, desaparecido en 1968.

Al mismo tiempo, en esos primeros años de vida profesional, los proyectos de Bennàzar no fueron ajenos al modernismo. Eso sí, se trata de un modernismo muy personal, no presenta "un lenguaje muy definido, puesto que cultiva las diversas variantes que concurren en el modernismo isleño, como la Sezession, la Art Nouveau, y la historicista". Can Maneu (Bar Triquet) o el hotel Príncipe Alfonso (Cala Major, junto al Palacio de Marivent), serían dos buenos ejemplos de ese modernismo historicista. En cambio, el edificio Almacenes El Águila (plaza Marqués del Palmer) se puede enmarcar en la arquitectura Art Nouveau. Según Miguel Seguí, el caso de Villa Schembri, en el Terreno, es una de las "muestras de nuestro modernismo local de mayor calidad". En todo caso, hacia 1917, Bennàzar abandonó el modernismo. A partir de entonces recurrió a recursos más historicistas y regionales. Quizás el Café-Cine Born sea uno de los mejores ejemplos de esa época. La utilización tanto de nuevos materiales de la época, como las estructuras de hierro, el ladrillo, el ladrillo vidriado, como otros de tradicionales como el marés o la piedra caliza, es una constante en su obra. El interés por el uso de esos nuevos materiales podría proceder de su antigua vocación de ingeniero „Bennàzar empezò estudiando ingeniería, para dejarlo después por arquitectura„. En todo caso, y a pesar de su constante eclecticismo, se puede decir que en Bennàzar "hay algunos aspectos en su arquitectura que ser repiten como constantes y que sirven para identificar claramente su producción, diferenciándola de otros arquitectos". Quien conoce los edificios de Bennàzar, sabe que tienen un "sello personal" que los delata a simple vista.

Otra de los aspectos importantes de Bennàzar fue su labor como urbanista, faceta en la que ahora no nos podemos entretener. En definitiva, y a pesar de no tener un estudio completo sobre Gaspar Bennàzar y su obra, los diversos autores que lo han estudiado coinciden en considerarle el arquitecto mallorquín más importante de inicios del siglo XX.

* Cronista oficial de Palma