Un grupo de mallorquines llega en coche a París después de sortear la muralla inexpugnable de los Périphérics, el cinturón de autopistas que rodea la capital francesa. Acabada la dura batalla deciden conceder un descanso a su coche, y a sí mismos, y lo aparcan en las inmediaciones del museo del Louvre. Temen enfrentarse de nuevo al tráfico parisino. El metro y sus entonces jóvenes piernas se convierten en el medio de transporte ideal.

Pero una noche maldita cometen un error. Escudados en la idea de que la ciudad se calma con la oscuridad, acuerdan dar una vuelta en coche por el Paris la nuit. La excursión transcurre con normalidad. Al fondo de los Campos Elíseos ya asoma el Arco del triunfo. Al llegar, a la Place de l´Etoile, en la que confluyen doce grandes avenidas, un semáforo en rojo detiene su marcha. Esperan unos segundos y cuando se enciende la luz verde entran confiados en su prioridad para admirar el inmenso arco. Entonces se desata la locura. Al mismo tiempo ingresan en la rotonda cientos de coches procedentes de cada una de las vías. Nuestros mallorquines ponen cara de espanto y comienzan a dar vueltas a la plaza incapaces de encontrar un hueco por el que escapar. Lo consiguen después de rodear doce veces el monumento. Quince, según uno de los acompañantes, aunque en honor a la verdad, el tercero rebaja a nueve el número de circunvalaciones.

Desde aquel lejano enero del 83, Mallorca ha evolucionado una barbaridad. El tráfico es casi tan infernal como el parisino. Tenemos nuestra vía de cintura. La isla está plagada de rotondas. Además, quien tema enfrentarse al desafío de la Place de l´Etoile puede practicar en la plaza Miquel Dolç. Allí confluyen seis calles y los semáforos se ponen todos, o casi, en verde de forma simultánea. El conductor que pasa por vez primera el trance se lleva un susto. Quien planee visitar París en coche puede entrenar las entradas y salidas para estar preparado a conciencia cuando tenga que afrontar el gran reto francés. Son prácticas a escala, pero es lo único que tenemos a mano.