"Recuperar la capacidad de lo social, que hemos perdido al convertirnos en consumidores", dijo la socióloga Saskia Sassen en una reciente entrevista hecha con motivo de la concesión del Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, en su observación puntillosa sobre la ciudad global. El librero Josep Lluna podría hacer suya la recomendación ya que es un convencido de la necesidad de un cambio de mentalidad: "En lugar de ser consumidores debemos ser usuarios".

Él lo lleva a la práctica en Pul Books, librería y a la vez fondo de recuperación y reutilización de los libros de texto y de lectura escolar. Se trata de "dar una segunda oportunidad" a los libros de texto.

La iniciativa nació hace más de dos años cuando se acercó a su anterior librería, L´Arc, una joven con una lista de libros textos recomendada por su colegio concertado. "El lote ascendía a más de 600 euros. Pensé que este gasto no podría soportarlo una familia. A partir de ahí hicimos ensayo y ahora ya funciona de manera continuada desde hace más de dos años", señala el también editor catalán.

En la calle Ramon Muntaner comparten espacio librería y fondo. Hay apilados una serie de libros que no sirven para ser reutilizados en la escuela por estar garabateados. "Los que no son recuperables, los donamos a una ONG", señala Lluna. Desde el Patronato Obrero y la Cruz Roja se hace acopio de este material ´inservible´.

En Pul ya cuentan con más de mil socios en un servicio que además tiene la finalidad primordial de educar a los escolares a usar bien los libros. "Nuestra idea no es solo abaratar costes sino inculcar la idea de que hay que respetar los libros porque son usuarios de un producto que no es de usar y tirar".

La pedagogía libresca se podría extender a más objetos de uso cotidiano. "Nuestra filosofía es no malgastar las cosas", añade el librero. "Estábamos muy viciados; sobre todo los jóvenes", opina el editor de Prensa Universitaria.

El funcionamiento es sencillo. Las personas que traen libros de texto abren una cuenta en la librería. Por cada libro entregado se les hace un bono y cuando quieran adquirir ejemplares ya reutilizados tiene importantes descuentos. Josep Luna cuenta que una de sus primeras clientas, que cada año trae ejemplares, la cantidad mayor que a pagado por un ejemplar a sido 11 céntimos. En realidad, el dinero circula poco. "La base es la rotación del material", apunta.

El usuario de este servicio no solo puede hacerse con libros reutilizados sino también con ejemplares nuevos. La iniciativa no nace por la crisis, aunque él concede que han aumentado más las personas que van a Pul, en el último año, sino por su firme convicción de que "un libro es un soporte además de ser un vehículo que transmite imaginación y razón".