Un objetivo claro: que el próximo invierno las personas sin techo pasen menos frío. Unas medidas concretas: 1,50 centímetros x 2 metros. La meta: la confección de 50 mantas. Andrea Torlaschi, tejedora de hilaturas varias y ferviente defensora del reciclado artesanal y de la intervención urbana, le daba vueltas a una idea: "¿Qué hacer, cómo ayudar cuando son cada vez más las personas arrastradas a la pobreza, a la mendicidad, en las calles de Palma".

"No me veía con coraje de hacer intervención urbana, de vestir columnas, de tirar mi tiempo, en ese tipo de acciones artísticas cuando hay hambre. Me parecía una contradicción", subraya Torlaschi.

Empezó una convocatoria en red a través de facebook y la llamada a tejer cuadrados de 10x10 centímetros no para de recibir apoyos. En apenas un mes, ya han recogido 2.100 teselas de lana. Los fines de semana son muchos y muchas las voluntarias que se acercan a La Tienda Taller para coser los cuadros. Cada manta tiene 300 y ninguno de ellos es igual. Es un patchwork de total libertad. "Cada persona hace lo que quiera, con el tejido que tenga a mano, si prefiere tejer o ganchillo a dos agujas", señala Andrea.

Hay quien aporta no solo el trabajo sino el material -en realidad, la mayoría de voluntarios, pero también se da el caso que hay quien quiere tejer pero está en precario, de ahí que desde el taller se les dé el hilo. En Barcelona, una hilandería le ha regalado madejas a Andrea para facilitar el tejido de estas mantas. "Así, muchas de las personas que vienen a coser aquí para las mantas, les sirve también como terapia, porque ellas también lo están pasando mal".

Cuando se haya acabado de tejer, cuando el frío vuelva a la calle ­"allí siempre empieza antes"­, apunta Andrea, las hilanderas entregarán directamente, "sin intermediarios", las cobijas. "La idea es numerar las mantas, y entregarlas en la calle, probablemente a finales de septiembre, principios de octubre". La donación no será un acto sin más, sino que irá acompañada de un gesto: "Les preguntaremos si las necesitan, y en caso afirmativo, les contaremos que están hechas para ellos", explica esta mujer nacida en Uruguay pero arraigada en Palma hace 11 años. El próximo mes de agosto se cumplirán dos años de la apertura de su tienda-taller en la plaza de la Mercè.

La convocatoria ha alcanzado otras ciudades. Les llegan, algunos incluso de manera anónima, cuadritos de lana desde Madrid, Valencia, Eivissa, León. Incluso hay quien le ha preguntado a Andrea si puede hacer lo mismo en otros lugares. Al parecer un grupo de voluntarias de Canarias se va a unir con las de Palma.

Al tirar del hilo, Andrea detalla que fue al enterarse de que alguien denunció a Emaya la presencia de mendigos con sus carritos por las calles de la ciudad. "Les quitaron sus mantas, y ahí fue cuando se me ocurrió la idea de tejer cobijas para las personas que duermen al raso", cuenta. El próximo invierno, al menos habrá 50 personas cobijadas bajo una manta.