El plan urbanístico de 1973 fue el primero que ordenó Ciutat de forma técnica y con una visión global, es decir, contemplando como un todo el suelo urbano, el urbanizable y el rústico; ideando equipamientos básicos y zonas verdes en diversas áreas para que Palma no continuase estando "desequilibrada"; y tratando de amortiguar la "barbarie" de un plan urbanístico aprobado diez años antes y que aumentaba la edificabilidad "hasta el límite de lo absurdo". El urbanista recién fallecido Manuel Ribas Piera fue el encargado de paliar el plan de 1963, calificado por los expertos como "desastroso y totalmente especulativo", donde se permitía un gran número de plantas, las más elevadas con retranqueo, por lo que esos edificios fueron conocidos como "máquinas de escribir", como recuerda Manuel Cabellos, que está especializado en el urbanismo de Ciutat y fue autor del PGOU del 85.

Sin embargo, el arquitecto y catedrático Ribas Piera -hijo y nieto de arquitectos- se encontró con el mayor obstáculo posible para poder ver desarrollado su plan urbanístico. Trabajó en él desde 1965 y se aprobó de forma provisional en 1971, pero hasta su aprobación definitiva en 1973, el Ayuntamiento no ordenó la suspensión cautelar de licencias. Esto provocó que numerosos constructores aprovechasen para solicitar los permisos de obra de acuerdo a la normativa de 1963, es decir, la especulativa, tal como destaca Cabellos. "En sólo dos años se otorgaron 1.300 licencias y algunas no se ejecutaron hasta los años 80", añade.

"El plan de Ribas Piera fue muy bienintencionado, aunque de difícil ejecución", lamenta. Tuvo un equipo multidisciplinar para redactarlo y estaba basado en una estructura policéntrica, con los llamados SAP (Sectores de Actuación Preferente), en los que había polígonos de servicios, como por ejemplo sanitarios, educativos e industriales (Son Castelló y Can Valero). Además, su diagnóstico fue que "la ciudad estaba muy desequilibrada, ya que en el Eixample sólo había edificios de viviendas y nada más, por lo que se implicó en equipar bien esta zona", indica. El plan general de 1985 profundizó en la descentralización que Ribas Piera "propugnó a través de los llamados ejes de terciarización fomentada, es decir, conectar la ciudad y acercar los servicios a los ciudadanos".

La movilidad

El urbanista fallecido el viernes pasado incluyó en su PGOU el plan viario municipal sin apenas variaciones, porque en aquella época "el coche era un tótem y la movilidad giraba en torno a él". De ahí que el plan urbanístico contemplase la construcción de la vía de cintura, de dos nuevas vías de penetración del tráfico en la ciudad y varios aparcamientos subterráneos, en las Avenidas, las plazas Comtat del Rosselló y Major, el actual Parc de la Mar, y Sa Gerreria, entre otros.

Muchos años después, el autor del plan del 73 volvió a trabajar para el Ayuntamiento, ya que su equipo arquitectónico ganó el concurso público para diseñar el parque de sa Riera, aunque por ahora sólo se ha ejecutado la primera fase del proyecto.

Tampoco vio desarrollar su planeamiento urbanístico, pero sentó las bases para que Palma fuese una ciudad con servicios descentralizados.