El barrio del Puig de Sant Pere estará en obras tras el verano, porque la red de alcantarillado será completamente renovada. La Unión Europea sufragará el 80% de la inversión necesaria, es decir, 1,4 millones de euros, para sustituir las viejas conducciones, como llevan reclamando desde hace años los vecinos de la zona de la Llotja. El resto del dinero, un millón de euros (en el que está incluido el IVA), correrá a cargo de la empresa municipal Emaya. Asimismo, sustituirá otros 2,5 kilómetros de tuberías en varias zonas de la ciudad, entre ellas las céntricas plazas Weyler y de la Reina, y el paseo Mallorca, según informó ayer el alcalde de Palma, Mateo Isern, en su visita ayer al barrio del Puig de Sant Pere con representantes vecinales y de los restauradores.

Antes de comenzar el paseo, el primer edil recordó que la plaza de la Llotja sufre inundaciones "cada vez que llueve" con cierta intensidad, por lo que Emaya procederá a solucionar dicho problema "después del verano para no afectar a la temporada turística". También destacó que, durante los dos últimos años, la empresa municipal ha actuado en la zona con el soterramiento de los contenedores de basura para poder retirar los depósitos en superficie situados enfrente del edificio declarado Bien de Interés Cultural. Además, Emaya quitó los contenedores que había en la plaza Drassanes y los cambió por otros soterrados, tal como añadió Isern.

Las obras de renovación del obsoleto alcantarillado afectarán a las calles comprendidas entre el paseo del Born, el paseo Sagrera y la avenida Jaume III, es decir, todo el Puig de Sant Pere.

Los 2,5 kilómetros de red que se sustituirán en otras zonas de la ciudad se encuentran en el camí Salard y las calles Muntaner, Horts, Joan Nicolau i Barceló, Adoberia, Sant Vicenç de Paül, Dámaso Calvet, Contestí, Palau i Camps, Antich, Capità Vila, Pere II, Sureda Mar Bàltica, Paradís y Son Canaves, además de las mencionadas plazas Weyler y de la Reina, y el paseo Mallorca, tal como detallaron desde el equipo de gobierno.

Los tres representantes de la asociación de vecinos del Puig de Sant Pere aprovecharon la visita para explicar al alcalde diversos problemas que padecen en la zona, como por ejemplo la falta de plazas de aparcamiento.

Saturación de restaurantes

Sin embargo, el más grave es la "saturación" de restaurantes, por lo que ayer pidieron a Isern que establezca distancias entre ellos, ya que hay calles en las que todos los bajos están ocupados por este tipo de establecimientos, unas "actividades molestas e incluso insalubres que desde hace años están degradando el barrio", tal como criticó Feli Marcos, de la entidad vecinal.

Destacó que la Llotja, como zona de protección, tiene esta norma para los bares musicales, aunque se debería extender a los negocios de restauración. En el recorrido de ayer no pudieron profundizar en los problemas, por lo que pidieron una reunión con el alcalde, pero les remitió al concejal de distrito.