Román Piña me adelanta un artículo sobre cómo se celebró en Palma la aprobación de la Constitución de 1812. Lo publicará en breve en las Memòria de la Reial Acadèmia d´Estudis Històrics, Genealògics i Heràldics. Su texto me sitúa sobre la pista de una de las curiosidades del Born. Se trata de la monumental placa que puede verse en el primer piso del número 16, un edificio, otro más, de Gaspar Bennàssar. Labrada en mármol rojo y blanco, está adornada con un león y una torre y rematada por la corona real. Se supone que es obra Adrià Ferran Vallés, así lo asegura con contundencia Diego Zaforteza. L´Adrià tuvo taller en Palma, en la plaza del Carme, entre 1809 y 1821. Ahora está huérfana de inscripciones pero hasta años después de la muerte de Franco mostraba la leyenda Paseo del Generalísimo, por lo que en nuestros años estudiantiles supusimos que había sido colocada a mayor honra del dictador.

Sin embargo, la historia es más compleja y la primera misión de la lápida fue honrar a la constitución de 1812. Hubo una anterior, colocada en el mismo año de la proclamación de La Pepa, pero al restablecerse en 1814 la monarquía absoluta, fue retirada. Los vaivenes de la política hicieron que en 1820 Fernando VII retomara la senda constitucional. Es entonces cuando se colocó la que esculpió Adrià Ferran, el escultor catalán que llegó a la isla huyendo del avance francés en la península.

Lógicamente, o más bien todo lo contrario, una vez liquidado el trienio liberal, la referencia constitucional desapareció. En 1864, la comisión municipal que se encargó de la redacción del nomenclátor de la ciudad optó por renombrar la vía ganada a la Riera con el nombre con el que la conocía toda la ciudad: el Born. No sin protestas por parte de alguno de los vocales. Ni Constitución ni plaza Real ni paseo del Generalísimo ni siquiera salón de la Princesa son nombres que hayan conseguido sobreponerse a la denominación popular. Si un día los responsables municipales deciden escribir algo en la ampulosa placa deben tenerlo claro: Passeig del Born. Lo demás es perder el tiempo.