La Federación de personas mayores de Palma denuncia que la falta de ayudas del Consell y Cort le obligará a cerrar dejando sin servicio a los 65.000 socios de los setenta clubes que forman esta entidad. Esta semana han tenido que abandonar su sede de la calle Miquel dels Sants Oliver porque les han cortado los servicios básicos de luz, teléfono y agua por no poder pagar los recibos. El Ayuntamiento les ha cedido un local que compartirán con otras asociaciones en el piso superior del casal de barrio de Camp Redó.

La coordinadora de actividades de esta federación, Lluïsa Marqués, critica las promesas incumplidas del equipo de gobierno de Cort. Marqués explica que el alcalde Mateo Isern se comprometió en diciembre del año pasado durante una cena a conceder la subvención para pagar cada mes a los 25 monitores que trabajan en la federación y todavía no la han recibido. "Somos conscientes de la situación de crisis, pero nos han mentido y estamos ahogados por falta de presupuesto ", sostiene Marqués.

Pago de nóminas

La falta de ayudas les ha obligado a asumir el adelanto del pago de las nóminas de estos trabajadores. "Hemos podido aguantarlos hasta junio cotizando como autónomos y pagándoles el IRPF", explica la coordinadora de la federación. Hasta ahora el Ayuntamiento se encargaba de subvencionar a los guías mientras que el Consell costeaba el pago del alquiler de los locales de los clubes. A día de hoy la federación desconoce si recibirá el dinero. El próximo martes la junta directiva de la federación ha convocado una reunión para decidir si disuelven de forma definitiva la entidad. "La subvención de este año está concedida pero no nos llega", se queja Marqués. La presidenta de esta federación, Teresa Rattier, recuerda que los mayores deben soportar pensiones bajas que en muchos casos sirven para mantener a los hijos y los nietos en paro. Rattier afirma que las rifas y las excursiones que organizan con el fin de conseguir fondos no dan para mantener las actividades. Esta federación está en funcionamiento desde hace treinta años. A muchos mayores con pensiones de subsistencia solo les queda los clubes como vía de escape, según asegura Lluïsa Marqués.