El 6 de junio de 1912, hoy hace un siglo, se inauguró la iluminación eléctrica diseñada por Antoni Gaudí para la catedral. La intervención del arquitecto catalán abarcó campos que van desde los cambios de distribución –la eliminación del coro del centro de la nave, la retirada de los retablos gótico y barroco del presbiterio...– hasta los meramente ornamentales –las cerámicas de la Roqueta en los laterales de la sede episcopal, los vitrales...–. Palma contaba con electricidad desde 1903. La capital se había sumado con retraso a la novedad técnica. Barcelona se había electrificado hacía más de veinte años e incluso municipios como Alaró y Manacor se adelantaron a Palma. Gaudí afrontó la iluminación de la catedral fiel a su estilo y sin ninguna concesión a la superficialidad. Cada elemento encerraba una simbología relacionada con el culto o con la autoridad episcopal. Sobre la capilla de la Trinitat, una gran tiara con largas lazadas. Repartidas a cada lado, otras cuatro tiaras de menor tamaño. Sobre el altar se colocó el baldaquino, que aúna sus funciones de iluminación con un homenaje a la eucaristía. El humor se cebó con las coronas de hierro forjado que se adosaron a las columnas de la nave central. Ses trobigueres, las llamó el pueblo. El proyecto gaudiniano conllevó la eliminación, polémica, del corredor del ciris.

Visto con la distancia de un siglo, las bombillitas de Gaudí presentan una cierta estética kitsch –aunque miles de turistas siguen quedándose boquiabiertos cada vez que se encienden– y las lámpara de las columnas rompen la verticalidad del templo. Sin embargo, el día de la inauguración las alabanzas fueron generalizadas: "Una nota nueva, brillante, digna de la grandiosidad y magnificencia del primero de nuestros templos".

La luz artificial es hoy el resultado del trabajo de Gaudí y también del de Felicià Fuster. El ingeniero mallorquín promovió a través de la Fundación Endesa la nueva iluminación del templo. Los viernes aterrizaba en la isla y, antes que a su casa, se dirigía a la catedral para supervisar los trabajos. Nuestra Seu es un homenaje a la luz, a la natural, sí, pero también a la eléctrica.