­El Consell se ha olvidado de Can Weyler. No le prodiga cuidados pese a ser de su propiedad. El casal gótico, uno de los pocos ejemplos de este estilo que se conservan en Ciutat, está lleno de sucidad en su interior. En la fachada colocaron una red de protección para recoger los trozos de piedra que se desprenden del voladizo. Este plástico protector se ha roto, lo que ha permitido la entrada de animales. Pueden verse algunos muertos en el interior del inmueble e incluso azulejos rotos. Fue la antigua sede de la Associació per a la Revitalització dels Centres Antics (ARCA) y esta entidad ha denunciado su actual estado de degradación.

Este edificio del siglo XIV está declarado Bien de Interés Cultural (BIC) y en la pasada legislatura el Consell aprobó una partida de 3,2 millones de euros para su compra y restauración. La institución insular gastó 1,64 millones de euros en su adquisición. En febrero de 2010 la entonces consellera insular de Economía y Turismo, Bel Oliver, aseguró que los arquitectos de la conselleria de Vivienda del Govern redactarían el proyecto de reforma y las obras podrían empezar en el plazo de un año. El objetivo era convertir este edificio catalogado y protegido en un centro de información turística.

Transcurridos más de dos años desde aquel anuncio el deterioro se agudiza. Los responsables de ARCA exigen que el Consell limpie y se ocupe del mantenimiento periódico de este casal que conserva todavía muchos elementos de estilo gótico como los arcos de diversas estancias y las ventanas geminadas del segundo piso.

ARCA recuerda que el Consell es el organismo encargado de la protección del patrimonio de la isla por lo que considera "lamentable" que no cuide los edificios que son de su propiedad. Por este motivo solicita que un funcionario visite Can Weyler y se encargue del mantenimiento periódico de este casal. Esta entidad proteccionista recuerda que había una partida económica aprobada para la primera fase de rehabilitación que todavía no se ha puesto en marcha.

Can Weyler dispone de 947 metros cuadrados en los que estaba previsto mostrar toda la información turística cultural. Perteneció a agrupaciones religiosas y particulares. Su nombre procede de la última familia que fue propietaria de este casal.