La campaña de promoción de la lectura iniciada esta semana por el ayuntamiento de Palma en 25 buses de cuatro líneas de le EMT es una buena idea, aunque puede acabar siendo una magnífica promoción para los traumatólogos. Tal como están dispuestas las pegatinas que incluyen textos sobre la ciudad de autores conocidos –dos por autobús y el techo– pueden provocar contracciones musculares y tortícolis entre los usuarios que se atrevan o intenten leer los mensajes. Algunos usuarios ya han apuntado que las próximas remesas –se dijo que se cambiarían los textos cada tres meses– deberían incluir una serie de modificaciones, entre ellas el tamaño de las letras más grandes.

Una decisión que no tiene por qué ser la misma

A medida que pasan los días y que los técnicos y políticos del Consell de Mallorca y del ayuntamiento de Palma analizan la sentencia que desprotege Gesa, avanza la idea de que cada Administración puede y debe adoptar su propia decisión por lo que se refiere a si se recurre o no. Los que apoyan esta tesis recuerdan que la sentencia afecta única y exclusivamente a un acuerdo del pleno del Consell de Mallorca por el que se protege el edificio como Bien Catalogado. Todo ello, después de haber instruido un expediente impecable iniciado en noviembre de 2004 a instancias del colegio de Arquitectos de Balears. Por otra parte, el ayuntamiento de Palma siempre ha estado en contra de la preservación. Por ello, cabe la posibilidad de que el Consell recurra la sentencia, mientras que el Ayuntamiento se queda al margen. De todas formas hay que recordar que el inmueble sigue protegido, puesto que está incluido en el catálogo municipal y no le afecta la sentencia.