Ahora que muchos han optado por ir a pedales y otros a medio gas –¡no hay tu tía!– cierra Ciclos Ferrà. Sesenta años, quizá alguno más, de historia de vehículos a dos ruedas. Desde que Joan Ferrà Arbós abriera su negocio hasta la liquidación que le ha tocado llevar a cabo a su gerente y actual propietario, Nicolás Sánchez, parte de la historia rodada de Palma circula entre la ilusión, la expansión y la liquidación. Llegaron a tener, no hace mucho, hasta cuatro establecimientos. El último, en la plaza del obelisco, así la conocemos y así la llamamos.

Nicolás apenas puede hablar. Ni quiere. Él cierra también una página de su vida porque ha pasado en el negocio buena parte de ella. Trabajó como empleado 25 años y desde 1997 se hizo con él. La historia de una liquidación es amarga porque tiene dni. Muchos. A su lado permanece el último empleado que mantiene en Ciclos Ferrà. Metáforas de la vida: lleva muletas. "La crisis", dice. Es ella, una vez más.

Cajas por el suelo en las que puedes encontrar cascos, material para bicicletas y motos de diversa índole. Ciclos Ferrà ha sido la representante en Palma de lo más granado de los vehículos a motor de dos ruedas como Piaggio, el padre de la vespa. Y también de Honda, con la que Lorenzo tampoco puede ya que quedó tercero en los recientes entrenamientos en el circuito de Sepang.

En vespa recorrimos Roma agarrados a la cintura, primero de Gregory Peck y después de Audrey Hepburn. En la scooter supimos de los sacrificios de Alberto Closas y La gran familia. Y a dos ruedas también fuimos Un americano en París, Absolute begginers y escribimos con Nani Moreti el Caro diario.

Cort aprueba las tarifas de bicicletas y quiere la paradoja que en Palma liquide uno de los establecimientos donde aprendimos a equilibrar el cuerpo para ser poco menos que Timoner ascendiendo al Puig Major. Si fuéramos amigos de las sospechas, y motivos no nos faltan, creeríamos que es un boicot de aquellos que nada más llegar se quitaron de encima el carril bici de las Avenidas que tan bien funcionaba.

En crisis el vehículo más barato es tener un buen par de piernas pero si hay prisa, la bicicleta es un sistema económico, ecológico y relativamente barato. Pero a los de Palma lo que de verdad les gusta es ir a motor. De ahí que durante los años de bonanza prosperasen los negocios de motos, sobre todo las de tipo scooter. Abrieron a todo gas y ahora "la competencia" obliga a cerrar a algunos concesionarios. En Ferrà se han intentado todo tipo de estrategias, incluso cambiar de local ya que el pasado año dejaron el de Reina María Cristina y se trasladaron a la plaza de Cardenal Reig o la plaza del obelisco. No ha sido suficiente. Ha ganado "ella".