Los vecinos que viven cerca del túnel de la Vía de Cintura a su paso por Génova padecen desde hace más de veinte años el ruido continuado de los vehículos que pasan a diario a gran velocidad por esta estructura. Esta situación les ha provocado problemas de salud como insomnio y otros trastornos que reducen su calidad de vida.

La casa de Gabriel Vich se encuentra a tan sólo cien metros de esta infraestructura viaria que se construyó en los años noventa. Sólo está separada por una barrera natural de vegetación. Vich forma parte del colectivo de los más de cuarenta residentes afectados por los ruidos que se han unido para reclamar sus derechos. "He tenido que instalar un doble acristalamiento en las ventanas para soportar el ruido. Es imposible salir a la terraza en las horas de mayor tráfico", explica Vich.

Los afectados consideran que los diferentes gobiernos de turno, desde la época del expresident del Govern Gabriel Cañellas hasta la actualidad, han dado las obras de la Vía de Cintura a la altura de Génova por concluidas sin atender los daños colaterales tales como la depreciación del valor paisajístico y medioambiental de esta zona.

Han solicitado a los diferentes gobiernos medidas de insonorización que no han aplicado y ante esta situación quieren denunciar al Govern balear por el incumplimiento de la normativa de ruidos. Han puesto el caso en manos de un abogado para que estudie las posibilidades jurídicas que existen. De forma paralela señalan que están dispuestos a organizar movilizaciones para hacer oir su voz ante las administraciones públicas.

Marina Salas es otra de las residentes de Génova afectadas y resume el malestar que ha generado este problema sin resolver: "Estamos cansados. Primero hemos elegido la vía del diálogo con los políticos para que se sensibilizaran sobre este tema de salud pública. El único apoyo moral que hemos encontrado es el de los técnicos pero los cargos públicos nos han ignorado".

Solicitudes

Entre las medidas que reclaman destacan el cierre de los grandes agujeros abiertos en el hormigón del túnel, que provocan un efecto de caja sonora y la mejora del pavimento asfáltico, que ayude a amortiguar las molestias. Los técnicos coinciden en que en estos últimos años en este paso subterráneo se han formado grietas y padece pérdidas de agua y filtraciones lo que supone un peligro.

Gabriel Vich solicitó la realización de mediciones a la Policía Local para comprobar la presión acústica que padecía su vivienda. Fuera de la casa detectaron más de 94 decibelios mientras que en el interior se superaban los 64 decibelios. Estos valores sobrepasan los niveles máximos y mínimos permitidos en la normativa sobre contaminación acústica. Los valores máximos se sitúan de 8 a 22 horas en 45 decibelios en las estancias interiores y de 22 a 8 horas se reduce a 40. En los dormitorios estas cifras todavía son más restrictivas y alcanzan los 40 decibelios durante el día y 30 por la noche. Este colectivo vecinal considera que se está incumpliendo la ley autonómica de 2007 contra la contaminación acústica y los planes de acción para reducir sus efectos negativos.