En el año 902, Abd Allah, emir omeya de Córdoba, ordenó la ocupación de las Baleares. Tras su conquista nombró como gobernador de las islas a Isam al Jawlani. Éste ocupó el cargo a lo largo de diez años y durante este período se dedicó a construir "en la ciudad mezquitas, posadas y baños" (Rosselló Bordoy, 1956). A partir de entonces Palma, convertida ahora en Madina Mayurqa, experimentó un importante período de expansión demográfico y urbano. En 1200 esta ciudad competía con las mejores de Al-Andalus, sólo Córdoba, Sevilla, Toledo o Almería les ganaban en importancia. Cuatro mil casas; cuarenta ocho hornos; ciento veintiséis huertos; cincuenta y dos obradores; nuevas murallas, mucho más largas y poderosas que las antiguas romanas; un palacio sobre el mar… Todo este inmenso legado, ¿dónde se encuentra? ¿Dónde se esconde?

Durante siglos, estas preguntas han rondado sobre las cabezas, tanto de los mallorquines curiosos de conocer el pasado de la ciudad, como de los viajeros que nos han visitado con inquietudes culturales. ¿Cómo es posible que queden tan pocos restos arquitectónicos de la época islámica en la isla?

Hoy en día sabemos que, a pesar de la importancia y dimensión de Madina Mayurqa, ésta, al convertirse en Ciutat de Mallorques, fue cambiando paulatinamente su aspecto "árabe" al "gótico" o feudal. El historiador Gabriel Llompart, hace unos años nos descubrió un comentario escrito en el siglo XV, en el que hacía constatar que Palma había perdido cualquier vestigio arabesco. El castillo de la Almudaina, las puertas del Temple, algunas casonas que se esparcen por el centro histórico, algún trazo de las murallas que sobrevivieron al siglo XX… todos ellos, sin duda alguna, poseen estructuras arquitectónicas islámicas, pero perdieron hace tiempo su aspecto original. Realmente, sólo nos queda un edificio con la suficiente entidad que nos permita decir que estamos ante un monumento de época islámica: los Baños Árabes, también conocidos por los Baños de la Portella, al ser en esa calle donde se encuentra el acceso principal de Can Fontiroig, propiedad donde está ubicada la construcción árabe.

Los baños, tanto públicos como privados, fueron lugares corrientes en Palma. En el libro del Repartiment aparecen algunos de ellos, concretamente se citan los públicos. Parece ser que los Baños Árabes de la calle Portella debieron ser privados, pues no hay ninguna pista de ellos en el Repartiment.

De esta manera, los Baños Árabes se localizan en los bellos jardines de Can Fontiroig. Los jardines y la casa están separados por una vía pública, la calle de Can Serra, por lo que se comunican a través de una pasarela o puente. Ahora ya han desaparecido muchos de ellos, pero antes no era extraño que las casas tuviesen puentes que cruzasen calles para acceder al jardín o a otras estancias de la casa. Uno de esos puentes más famosos era el de Can Torrella, hoy desaparecido, o el de Can Formiguera que todavía se puede ver en la misma calle de Can Serra. De todas formas, a los Baños Árabes se puede acceder directamente desde la calle de Can Serra. Una de las descripciones más antiguas sobre los baños es la que se publicó en Madrid en 1871 en la Revista de Construcciones Civiles: "…junto al convento de Santa Clara, hállase situada la construcción conocida con el nombre de Los baños árabes, pequeña sala cuadrada que se adosa por dos de sus lados a otros edificios, en parte, seguramente tan antiguos como aquella".

Al monumento se accede desde un lateral del jardín y se entra a través de un portal que describe un arco de herradura –Luis Ripoll, bajo el pseudónimo de Aliquid, dejó escrito en Panorama Balear, que se trata de una puerta neo-árabe–. En la actualidad, a parte de unas pequeñas salas anexas, el monumento se concentra en un espacio central. Ese lugar estaba destinado a los baños de vapor. La sala, a pesar de la rudeza y el primitivismo, es de una extraordinaria belleza. Describiendo una planta cuadrada, en la parte central se erigen doce columnas unidas entre sí mediante arcos de herradura, sobre los cuales se levantan las pechinas, y en ellas descansa una cúpula de media naranja. Ésta última, junto a los capiteles de las columnas son quizás los elementos arquitectónicos más destacados. Llama la atención la diversidad en la traza de los capiteles. Parecen de épocas diversas, dando la impresión de que fueron "reciclados" de edificios más antiguos al construirse el monumento.

La datación de los Baños Árabes ha sido una incógnita durante muchos años. Los más osados se atrevían a situar los orígenes del edificio allá por los siglos X u XI. Ahora bien, las excavaciones arqueológicas que tuvieron lugar hace unos años en el interior del convento de Santa Clara, concretamente en unas salas confrontantes con los Baños, se pudo comprobar que esa área de la antigua Madina Mayurqa fue literalmente arrasada durante la razia pisano-catalana de 1115. Por tanto, conociendo este dato, podemos afirmar que los baños datan del siglo XII, construidos seguramente en época almorávide.

En opinión de Guillem Rosselló-Bordoy, "en si mismo, el edificio no tiene ningún valor arquitectónico ni artístico, pero, es interesante por el hecho de ser el único monumento declaradamente musulmán conservado en Mallorca. Así, pues, es ese valor emocional el que nos obliga a otorgarle un especial interés". Durante estos últimos cincuenta años, los Baños Árabes se han dado a conocer. La posibilidad de poderlos visitar ha incrementado su interés, hasta tal punto que hoy en día se pueden considerar uno de los pequeños tesoros de la Palma monumental.