El retrato del soldado de artillería muerto a los 26 años "por Dios y por España" en agosto del 36 miraba de soslayo el ir y venir de una señora que despejaba la tumba vecina. Las flores marchitas se iban al cubo y en un macetero colocaba uno a uno los jazmines. Las clavelinas y rosas irían en jarrones. Como ella, otros fueron ayer los primeros de Tots Sants.

El cementerio municipal de Son Valentí registró ayer en la mañana un goteo constante de personas que quisieron rendir su tributos a sus familiares muertos. A cuatro días de la festividad de Todos los Santos, hubo quien eligió adelantar el ritual y tener así el puente festivo de cuatro días.

Un ligero viento, nubarrones que tiznaban de gris el cielo, iban que ni pintados para dar atmósfera de Día de Difuntos. Unas religiosas iban de arriba a abajo por las calles del cementerio como si fueran una brigada de limpieza de las tumbas, ahora que han sido objeto de robos y saqueos en las últimas semanas. La crisis no perdona ni a los muertos.

Pese a que prolifera la costumbre de colocar flores plásticas en los nichos, el camposanto ciudadano iba siendo salpicado por los tradicionales tiestos de crisantemos naturales que se pueden encontrar a distintos precios desde 10 a 15 euros el tiesto en la Rambla. En barrios y mercado pellizca unos euros de ahorro. Los floristas de la Rambla la alfombraban ayer de claveles, rosas, gladiolos, crisantemos y, sobre todo, de bouquets donde había un poco de todo. "La venta va lenta pero es que ¡aún es muy pronto; faltaban cuatro días!", recordaba una florista.

El pronóstico daba mal tiempo pero salvo un pinteo escaso al filo del mediodía, calor y sol acompañaron a los tempraneros de Todos los Santos a medida que pasaba la primera jornada de duelo