Los usuarios de los doce casales de barrio gestionados por asociaciones vecinales se han triplicado desde el pasado mes de enero, según señala la Federación de vecinos de Palma. La concejalía de Servicios Sociales en la pasada legislatura cedió la gestión de estos centros municipales a las entidades vecinales mediante subvenciones desde enero pasado y el contrato finaliza el próximo 31 de diciembre.

El equipo de gobierno de Mateo Isern ha decidido cerrar la mitad de los 32 casales de barrio que existen en la ciudad de los que 12 eran gestionados directamente por asociaciones vecinales. De esta manera, Cort prevé un ahorro de 390.000 euros de los 780.000 euros que se destinan al funcionamiento de estos centros. El objetivo del consistorio es conceder la gestión de estos doce casales que administraban los vecinos a empresas y entidades a través de un concurso público.

Coste mínimo

Cuatro de las doce entidades vecinales que durante este año se han encargado de gestionar las actividades y talleres (Ses Veles, Rafal Vell, Coll d´en Rabassa y Puig de Sant Pere) rechazan que la gestión de los vecinos haya sido deficiente, tal como aseguró la concejala de Servicios Sociales, Sandra Fernández.

Argumentan que el coste para el Ayuntamiento es mínimo si lo administran los vecinos, pues sólo se gasta con las subvenciones. Además aseguran que el número de beneficiarios es mayor porque los precios de los talleres son más reducidos en un momento de crisis económica y los beneficios sociales son elevados. Por el contrario creen que si los gestionan empresas sólo buscarán la rentabilidad económica.

Durante el pasado mandato las doce asociaciones vecinales recibieron una subvención total de 275.275 euros y en el mes de marzo cobraron la mitad.

La Federación de vecinos afirma que en la reunión que mantuvieron con los responsables de Servicios Sociales a finales de septiembre se comprometieron a que antes del 17 de octubre percibirían la otra mitad de la ayuda municipal que les quedaba por cobrar pero no la han recibido. Una gran parte de este dinero se destina a pagar a los monitores que dan los cursos y a los gastos corrientes del local. El casal de Joan Alcover, en la zona de ses Veles, ha estado gestionado desde finales de 2010 por los vecinos. La presidenta de la asociación, Isabel Rodríguez, explica que cuentan con cerca de 300 alumnos y mientras al principio de su apertura al público contaban con 1.315 participantes en la actualidad llegan a las 2.538 personas.

Rodríguez exige al equipo de gobierno de Cort que se retracte públicamente de la afirmación de que las asociaciones no han sabido gestionar los casales. "Si lo gestiona una empresa privada sólo buscará ganar dinero mientras que los vecinos dinamizan el barrio"", explica la representante vecinal. El portavoz de la entidad vecinal de Rafal Vell, Guillem Riera, indica que han triplicado el número de actividades desde que pasaron a gestionar el casal a principios de este año. Mientras que antes, que lo gestionaba una empresa privada, se impartían siete talleres ahora se ofrecen más de treinta con quince alumnos en cada actividad con una subvención de 28.000 euros. El presidente del Coll d´en Rabassa, Joan Forteza, afirma que antes se realizaban 12 actividades y cuando ellos se hicieron cargo de la gestión las ampliaron a 34 de las que el 15 por ciento son gratuitas. Han pasado de tener 120 usuarios a un total de 380. La portavoz de la asociación de vecinos del Puig de Sant Pere, Feli Marcos, indica que realizan 15 talleres con un coste mínimo y argumenta que el casal pasará a ser un espacio muerto si lo gestionan entidades privadas porque los vecinos conocen las necesidades del barrio y las empresas buscan el interés económico.