­La Beateta estuvo ayer acompañada de muchos payeses, actuaciones de ball de bot y su tradicional corte de angelitos, aunque en comparación con otras ediciones desfilaron un menor número de agrupaciones.

Los organizadores aseguraron que en la tradicional procesión desfilaban medio centenar de asociaciones con cincuenta personas en cada colla, aunque en una contabilización a pie de calle pudieron verse una docena de entidades. Ni la Policía Local ni las personas que se encontraban ayer organizando el acto quisieron facilitar cifras de participación aunque entre el público y los que desfilaban sumaron más de mil personas.

Muchos caramelos y bailes

La reducción del número de entidades asistentes no restó devoción a la procesión de la Beata, que partió del paseo Mallorca, encabezada por la Policía Montada de Palma vestida de gala. Después les siguió la colla de dimonis procedentes de Palma, Alcúdia, Costitx, Santa Maria y Sineu, que se encargaron de asustar y jugar con los niños y sus familiares, que se encontraban entre el público.

Los componentes de la Assumptio de Son Espanyolet llevaban una carroza en la que se representaba la figura de la Santa, rodeada de monaguillos. Les siguieron, entre otros, los ´Valls i tonades de Mallorca´, la agrupación de Andratx, de Sant Joan y Porreres. Uno de los rasgos que destacaron en la procesión de ayer fueron las múltiples actuaciones de ball de bot y xeremiers, que despertaron los aplausos del público que contemplaba el desfile por las calles Jaume III, plaza Joan Carles I y Unió. Los pequeños payeses que acompañaron en sus carrozas a la Beateta, la niña María Alzamora y su corte de angelitos, llevaban muchas bolsas de caramelos.

El carro triunfal de la Beata pasó delante de la tarima en la que estaban las principales autoridades del Consell de Mallorca y la presidenta, Aina Salom, le entregó a la pequeña María Alzamora un regalo. Los Tamborers de la Sala, la banda de música de Son Rapinya y los gegants del Consell estuvieron presentes en el recorrido. El acto concluyó en el convento de Santa Magdalena donde la Beateta y su séquito hizo su ofrenda a Santa Catalina Tomàs y cantaron Sor Tomasseta.