Dicen los entendidos que, a veces, la experiencia es un grado, aunque no siempre se reconozca. Y el alcalde, Mateo Isern, con los casi cuatro meses que lleva en el cargo, ya va dándose cuenta de que una cosa es predicar y otra dar trigo. Por ello, como él mismo reconoce, tenía muchas ganas de reunirse de nuevo con los responsables del Real Mallorca porque tenía muchas más cosas que decirles que las que estaba dispuesto a escuchar. En definitiva, quería ponerles los puntos sobre las íes.

Un compromiso incumplido

Porque, en julio, los directivos del Mallorca se habían comprometido a "en quince días" volver a visitarle con un aval o con garantías de los "inversores" interesados en ejecutar el proyecto del nuevo Lluís Sitjar, complejo comercial incluido. Y no se presentaron. Por ello, en la reunión mantenida la semana que ahora acaba con dos directivos del club, les dejó bien claro que, antes de empezar a hablar de cualquier otra cuestión, se debían comprometer a cumplir la legalidad. Y esa no era otra que, por una parte, ejecutar las medidas cautelares dictadas por Cort y, en el caso de que no hubiera una resolución judicial por medio en contra, tener el actual estadio derribado antes del próximo día 18 de enero, fecha límite de la orden de demolición dictada por Cort debido al estado ruinoso en el que se encuentran las instalaciones.

Que presenten el proyecto

También les dijo que, antes de proseguir cualquier gestión debían presentar el proyecto concreto, no un boceto, ni una idea, o una maqueta y, ademas, recabar los apoyos necesarios tanto del Govern como del Consell, además del consenso indispensable de los vecinos y entidades de la zona. Todo ello, por supuesto, en positivo.