Creemos que el té es cosa de chinos, las leyendas le atribuyen el origen al emperador Chen Nung que descubrió las propiedades de la tisana cuando estaba hirviendo agua a la sombra de un árbol del que cayeron unas hojas en el puchero. Lo probó y desde entonces se rindió a los encantos de la infusión. De la China al mundo, sobre todo a través de Hamburgo. "Es el puerto de té del mundo", asegura Ana Solano, propietaria desde hace un año de Oasis, uno de los comercios de té más veteranos de Palma. Doce años atrás lo abrió en 31 de Desembre Henrica Natterer y Ana era tan sólo una clienta asidua que ha acabado al mando de un negocio del que asegura que "para venderlo, hay que quererlo porque el té es muy delicado".

Ella regenta el negocio y su marido Jaime Pérez es su socio. Él es más cafetero pero se va sumando, tacita a tacita, a la infusión que "da belleza y salud a quien lo bebe", asegura convencida Ana.

Ella lo conoció en Rusia, país al que acudió desde su Costa Rica natal al serle otorgada una beca para seguir sus estudios de psicología infantil. "Toman té a todas horas", apunta. Así es que a sus 17 años se inició en la tisana oriental además de aprender ruso, "lengua que me ha dado de comer muchos años". Vivió los balbuceos y la explosión después de la Perestroika. Recueda el concierto de Pink Floyd, "¡impensable en la República Soviética!". De San Petersburgo se trasladó a Portugal y llegó al Puerto de Andratx para trabajar con pintura sobre cristal. Acabó en Palma en el café Marina del Paseo Mallorca, donde aleccionó a los propietarios de los beneficios de la bebida oriental. "Les llené el local de teteras, cuencos y todo tipo de tés y así dejaron las bolsitas que no tienen nada que ver", asegura.

La jubilación de Henrica le puso en bandeja el juego de té en Oasis. En el comercio ofrece 200 variedades desde las llegadas de África como los rooibos a las marroquíes de los tés verdes, al té negro y rojo de China. "El té procede de Kenia, Sudáfrica, China, Ceylán, Afganistán pero los grandes maestros tealeros están en Alemania. Son unos alquimistas", subraya. Posteriormente cuenta la historia –no hay ritual de esta legendaria infusión sin un relato que lo acompañe– del té mezcla rusa en hoja.

"Los chinos exportaban el té en cofres de madera que enviaban en barco. Como tenían malas relaciones con los rusos, a ellos les tiraban los sacos de té en la frontera. Era transportado a lomo de camello un año entero antes de llegar a su destino. Los nómadas comerciantes hacían con los sacos muros de protección y enmedio encendían sus hogueras. El té se iba ahumando. De ahí ese gusto especial del té mezcla rusa en hoja. El ahumado es muy sutil", relata. La sutileza es buscada por unos clientes ingleses que en sus visitas a Mallorca se acercan a la tienda a llevarse la preciada mixtura, "difícil de encontrar". Asegura que "muchos jóvenes se han apuntado a esta bebida".

La clientela, sin embargo, procede de la zona de 31 de Desembre y Avenidas. Ahora Ana les seduce con catas diarias de distintos tipos de té. En verano recomienda los fríos. Ayer se degustó té rojo con frutos de bosque, sueños de Oriente –un té negro especiado–, té blanco tropical e hierbas para purificar. "Cada uno es una sorpresa", recuerda. Advierte, acerca de su ceremonia de preparación, que no todo vale. Ella hace demostraciones en directo. Cada cliente sale con una bolsita de muestra. Para hacer boca. "Y estar más guapos y sanos", remata Ana.