La calle Jacint Verdaguer quedó abierta al tráfico a principios del 2007 en el tramo situado entre la calle Gabriel Maura y la rotonda de Son Oliva, donde empieza la primera fase del Parc de ses Vies. Desde entonces, en un período de cuatro años, se han instalado en esta calle cerca de una veintena de negocios. Los alquileres que deben pagar oscilan entre los 1.500 y 3.000 euros mensuales. Los precios de los locales situados entre Arquitecte Bennàsar y Parc de ses Estacions son más elevados que los más próximos a Son Oliva.

Todo depende también de los metros cuadrados que tenga el negocio. En un bajo de 1.000 metros cuadrados llegan a pedirse hasta 12.000 euros mensuales de alquiler y todavía está vacío. Pese a estos precios elevados los responsables de los establecimientos intentan sortear la crisis porque piensan que es una zona que seguirá revalorizándose en los próximos dos años y consideran que vale la pena la inversión. La mayor parte de los negocios están concentrados en los números impares y en los bajos de las nuevas fincas de pisos. Muchas de estas viviendas todavía están sin vender y grandes carteles de promoción cuelgan de las fachadas. Los precios elevados limitan las ventas. La mayor parte de estas viviendas oscilan entre los 240.000 euros y los 300.000 euros.

No obstante los propietarios de los negocios aseguran que vale la pena arriesgar. Alegan varios motivos: es uno de los pocos paseos amplios que existen en la periferia de Ciutat; sirve de conexión entre Aragón y las zonas cercanas como Son Oliva, Son Fortesa y Hostalets con gran afluencia de paseantes y además cuenta con las paradas de metro, tren y un carril- bici. Juan José Heredia decidió abrir en septiembre del año pasado la cafetería Can Tornam-hi en Jacint Verdaguer, que se suma a la que ya dispone en Aragón. Paga más de 3.000 euros de alquiler. "Hay muchos locales cerrados que se podrían activar si bajaran los alquileres. Estamos en la periferia pero se pagan precios del Paseo Marítimo", explica Heredia. Tiene justo la salida del metro en la puerta de su establecimiento y esto le beneficia. "Nuestros clientes van de paso porque en esta calle todavía quedan muchos pisos por vender", destaca este empresario de la restauración. La mayor parte de los negocios abiertos son bares (cuatro) aprovechando que todavía se considera un lugar de paso y no una calle de barrio. Sagrario Moyà, que regenta el único estanco de esta vía, cree que el motivo radica en que se buscan negocios rentables con los que poder cubrir los costes de los alquileres. No hay ninguna entidad bancaria ni negocios tradicionales. Sólo una peluquería, un supermercado Binipreu y un establecimiento de comidas preparadas. El resto son oficinas de empresas.

Zona de futuro

"En la parte que da a Son Fortesa no hay ningún negocio aunque se están rehabilitando plantas bajas y es una zona en auge lo que puede beneficiarnos", sostiene la empresaria Moyà. El gerente de Binipreu en Jacint Verdaguer, José Antonio Asorey, comparte esa opinión. "Es una zona de futuro. El 60 por ciento de las viviendas están sin habitar y son de precios elevados por lo que esperamos que los nuevos residentes tengan un elevado poder adquisitivo", argumenta. Otra de las ventajas de este nuevo paseo es que tiene aceras muy anchas y amplias zonas verdes. Jorge Serra, que regenta el bar Sa Barrica, explica que este paseo ha permitido unir los barrios que antes estaban divididos por el tren. "Es una avenida muy concurrida y de las pocas que disponen de aceras de diez metros de anchura", precisa Serra. Esta amplitud es positiva para los bares que están obligados a tener terrazas por la ley antitabaco.

Trinidad Roig regenta la única peluquería de este paseo. Antes tenía su negocio en Nuno Sanç y hace cuatro años decidió trasladarse a Jacint Verdaguer porque considera que es una zona en crecimiento. "Antes pagaba 600 euros y ahora 1.400 pero con la ventaja de que es una zona en expansión", precisa.