Lo advirtieron este verano y lo repiten de nuevo: "No queremos que el barrio se convierta en otra Llotja, aunque está empezando a ocurrir". Lo dice el presidente de la asociación de vecinos de Canamunt, Ferran Tarongí, que asegura que "ahora el ruido ya es insoportable". Por eso exigen al Ayuntamiento que tome cartas en el asunto y controle los bares que forman parte de la llamada Ruta Martiana, una veintena de establecimientos que los martes ofrecen pinchos y bebidas a un euro y que se han puesto de moda este último año.

Los propietarios de los locales no quieren problemas con los residentes, por lo que desde ayer cierran sus negocios "una hora antes de lo permitido", es decir, a la una de la madrugada, cuando por ley podrían abrir hasta las dos, tal como explica el portavoz, Nacho Summers.

Además, como el principal problema es la aglomeración de gente en la calle un solo día de la semana, han decidido "ampliar la Ruta Martiana a los miércoles para que los clientes se repartan y no se concentren todos en un día", según sus palabras. "Creo que lo mejor para todos es evitar los conflictos y por eso estamos controlando más que la gente no salga a la calle con bebidas", añade el portavoz.

Demasiadas licencias

El presidente de los vecinos cree que el verdadero problema es que el consistorio ha otorgado "demasiadas licencias de bares en una zona muy pequeña, siete este último año, algo que no se puede asumir". Dichos locales se encuentran sobre todo entre la plaza del Coll y la calle Pes de sa Farina.

Ferran Tarongí recuerda que el pasado verano solicitaron a Cort que aplicase en sa Gerreria el mismo tipo de protección que existe en el vecino barrio de sa Calatrava. "Todavía no nos han contestado", lamenta. Se refiere al mayor control existente en la concesión de licencias. Durante una reunión vecinal celebrada el lunes, algunos asistentes instaron a manifestarse ante los políticos ahora que las elecciones están cerca (el próximo mayo). Otro motivo de alarma expuesto por el presidente de Canamunt es que "la ley antitabaco está agravando el problema".

El portavoz de los empresarios y promotor de la Ruta Martiana reconoce que "la última semana se ha incrementado el ruido en la calle debido a la nueva ley contra el tabaco y porque todavía eran fechas festivas". Sin embargo, "ahora que llegan unos meses más calmados no ocurrirá esto", augura el dueño de Ca La Seu, Malaki Kerrigan. En la puerta de su local ha colgado un cartel en el que solicita a los clientes que no hagan ruido y no saquen fuera la comida ni bebida, algo que está totalmente prohibido.

Mimo y ceniceros

Además, algunos bares, como éste y el Moltabarra, por ejemplo, siguen contratando un mimo para que haga callar, de forma educada, a la gente que charla en la calle tras salir de los locales a altas horas de la noche.

"Estamos intentando hacer todo lo que está en nuestra mano, como adelantar la hora de cierre, que fue una petición vecinal", en palabras de Nacho Summers. "También ponemos ceniceros en las puertas de los bares, pero no podemos hacer de policías de la gente. No es nuestra labor".

Más suciedad

La suciedad de la zona es otra de las quejas denunciadas por los residentes. "El problema de la Ruta Martiana ya no sólo es de orden público, sino también de salud pública", denuncia Ferran Tarongí. Y critica que la empresa municipal de limpieza, Emaya, no ha incrementado los efectivos pese a la nueva problemática de esta zona de sa Gerreria.

La rehabilitación del barrio se logró gracias a la aportación de fondos económicos de la Unión Europea, por lo que la asociación de vecinos de Canamunt estudia acudir a la UE para denunciar la situación si sigue agravándose. "Los vecinos que vinieron a vivir aquí porque se convertiría en un buen barrio residencial se sienten engañados", lamenta Tarongí.