Ponerse una venda ante los ojos y el mundo cambia. La jornada del Día de la ONCE, celebrada ayer en la plaza de España, quiso "concienciar" a los ciudadanos, "sobre todo a los niños", apuntó María del Carmen Soler, presidenta del consejo territorial del organismo, a través de talleres donde se invitaba a ponerse en la piel de un invidente. Quedarse a oscuras en la ciudad.

Talleres, sorteos, juegos y otras actividades tuvieron ocupados a más de cuatro mil personas, según estimaciones de la organización que el pasado año ya manejaron cifras similares de participación. Soler quiso agradecer la "alta" implicación de distintas entidades públicas y privadas que apoyaron el Día de la ONCE.

No faltaron autoridades en el recorrido que juntó a Aina Radó, presidenta del Parlament; Jaume Carbonero, conseller de Vivienda y Obras Públicas; Margalida Buades, directora general de Salud Pública, Eberhard Grosske, regidor de Bienestar Social y Mariano Estaun, comandante general de Baleares, entre otros.

María del Carmen Soler no escondió que "la crisis afecta también a la ONCE ya que se compran menos cupones porque se prioriza adquirir el pan" a probar en los jugos de azar. Esta entidad cuenta en Mallorca con 1.033 afiliados, de los que 261 son ciegos totales y 210 presentan otro tipo de discapacidad. La ONCE da trabajo directo en 700 personas en la isla.