El equipo de la gerente del Consorcio de la Platja de Palma, Margarita Nájera, se siente "ninguneado" por el president del Govern, Francesc Antich, y los partidos políticos. Esta sensación creciente de menosprecio se fragua desde agosto, cuando algunos vecinos y hoteleros afectados por la rehabilitación de s´Arenal expresaron su oposición al proyecto y hallaron consuelo en todas las formaciones del arco parlamentario y en el jefe del Ejecutivo balear.

Un estrecho colaborador de la ex alcaldesa de Calvià y antigua consellera de Trabajo de Antich corroboró a este diario el malestar en el seno del Consorcio. "Si nos quieren sólo para arreglar las grietas de las fachadas, conmigo que no cuenten", avisa. El ambicioso Plan de Reconversión Integral, en exposición pública hasta el 23 de octubre, implica el derribo de viviendas y la eliminación de casi la mitad de las plazas hoteleras con el objetivo de aspirar a un turismo de calidad. Todos los partidos acordaron por unanimidad respaldar la reforma e incluso escenificaron el acuerdo en el Consolat de la Mar, con fotografía incluida. Sin embargo, una vez conocida la letra pequeña y las implicaciones de una intervención urbanística y social tan atrevida, surgen las fisuras.

La falta de sintonía entre Nájera, de un lado, y Antich y su consellera de Turismo, Joana Barceló, de otro, quedó patente el pasado viernes durante el derribo del hotel Playa Náutico, en Llucmajor, y la posterior visita privada a un edificio recién renovado. Los protagonistas se evitaron tanto como permitió el protocolo.

El viernes no fue una jornada sencilla para la gerente del Consorcio. Veinticuatro horas antes los hoteleros de la Platja de Palma resolvieron en asamblea presentar alegaciones contra el plan. Nájera no se mordió la lengua. "Mantienen un doble discurso, un doble lenguaje. [...] Los inteligentes, los que hacen una apuesta de futuro, están remodelando sus edificios y aquellos no lo están haciendo, tienen una visión más de corto plazo que estratégica", aseveró.

La consellera de Turismo, Joana Barceló, prefiere templar gaitas con los empresarios, sabedora de que el PSOE y el Bloc están en posición de debilidad en el Consell, el Ayuntamiento y el Govern balear. Estas tres instituciones, además del ayuntamiento de Llucmajor y el Gobierno central, integran el Consorcio de Margarita Nájera y tienen mucho que decir sobre las alegaciones de vecinos y hoteleros al Plan de Reconversión Integral. La proximidad de las elecciones autonómicas y municipales contribuye a tensar la situación. Nadie quiere perder votos.

Cuando este diario preguntó a Joana Barceló sobre la negativa de los hoteleros a reducir plazas y elevar la categoría de sus hoteles a cuatro y cinco estrellas, dijo que se mantienen negociaciones con todos los partidos y los empresarios para sellar un acuerdo que satisfaga a todas las partes. Se sobreentiende que la postura maximalista de Nájera y su equipo pierde peso al tiempo que se impone la estrategia pactista del president y su consellera Joana Barceló, proclives a rebajar las pretensiones del plan de reforma de la Platja de Palma.